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Alejandro Blanco, presidente del Comité Olímpico Español (COE): "La ratio inversión-resultados es la mejor del mundo"

> "Solo en los Juegos Olímpicos, todos los deportistas son percibidos como iguales"
> "Desde la época de la dictadura, la única estructura que se mantiene igual en este país, es la del deporte"

viernes 12 de febrero de 2016, 09:12h
Alejandro Blanco COE
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Alejandro Blanco COE
Alejandro Blanco (Orense, 1950) preside el Comité Olímpico Español (COE) desde el 29 de septiembre de 2005. Licenciado en Ciencias Físicas, es cinturón negro 7º DAN de judo, maestro entrenador nacional de judo y árbitro nacional en la misma disciplina deportiva. Forma parte de varios organismos deportivos nacionales e internacionales y está en posesión de numerosas medallas, insignias y reconocimientos deportivos tanto dentro como fuera de España. Pero, sobre todo, para Alejandro Blanco, el deporte es una pasión a la que no quiere, no sabe, ni puede renunciar.

J.M.V.- ¿Cuál es, a su juicio, el balance que puede hacerse del deporte español en los últimos 40 años?

A.B.- El año 1992 marca un antes y un después en el deporte español. Probablemente, incluso, ese cambio de 1992 comenzó unos años antes, en 1986, que es cuando se piensa de verdad qué queremos hacer en este campo. Se hace un estudio del estado del deporte español hasta ese momento y se ve claramente que, hasta entonces, nuestro deporte era casi exclusivamente de individualidades. Habíamos tenido grandes deportistas, pero solo a partir de entonces se comienza a pensar en la planificación, se traen a los mejores entrenadores del mundo, se crean escuelas de entrenadores, se empieza a entrenar científicamente y se hace una verdadera planificación a corto, a medio y a largo plazo. Entonces se puso en marcha también el programa ADO, a través del cual las empresas privadas comenzaron sus aportaciones, que es el hito más importante para la continuidad de este cambio para potenciar el deporte. Solo a partir de ahí el deporte empieza a incidir realmente en la vida de los ciudadanos, cuando se cambia la mentalidad del país. Antes del 92 era rarísimo en España ver a la gente correr en la calle y hoy, sin embargo, hay millones de españoles -casi un 50 por ciento de la población practica deporte de manera habitual-, y yo creo que ese es el verdadero cambio, y el comienzo de la apuesta de España por el deporte, que va mucho más allá de los resultados deportivos obtenidos.

P.- Quizás por eso mismo, la política está ahora más presente que nunca en el deporte…

R.- El binomio política-deporte es imposible separarlo. Lo que hay que matizar muy bien, y creo que ahora mismo en muchos países del mundo está muy claro, por los movimientos deportivos que hay, y por la importancia que ha tomado el Comité Olímpico Internacional (COI) defendiendo la independencia del deporte. Creo que política y deporte deben ir unidos, pero siempre que cada uno esté en su campo. Esa es la tendencia hacia la que se debe avanzar en todos los países.

P.- ¿Qué ha aportado Alejandro Blanco al olimpismo español, y que le ha dado el olimpismo a Alejandro Blanco?

R.- La pasión por el deporte la he tenido toda mi vida y desde hace años dedico muchas horas diarias -todas las que puedo- al movimiento olímpico, al deporte y a España. ¿Y qué me ha dado a mí? Pues me ha dado todo: poder ser presidente del COE, la posibilidad de poder coordinar todo el trabajo olímpico que organizan las federaciones, el poder ayudar a los deportistas a través de las campañas de integración que hacemos, y para que el deportista estudie… Eso no tiene precio, nunca podré agradecer suficientemente la oportunidad que me ha dado el mundo del deporte de estar en el COE.

P.- Usted es el presidente 17º del COE, ¿Que características cree que debe reunir su sucesor, el presidente 18º?

R.- Tiene que ser una persona apasionada por el deporte, con un conocimiento profundo de él. Tiene que ser también una persona honrada, implicada y hay, además, dos características que me parece que tendría que reunir -sobre este tema debato mucho con otras personas vinculadas a este mundo-, tiene que saber de deporte. No entiendo que hoy por hoy alguien pueda dirigir algo sin saber de ello. Y segundo, tiene que contar con el respaldo del mundo del deporte. A partir de ahí, amor por el deporte, y dedicarle el máximo posible de tiempo y de forma exclusiva… Podría ser un deportista o un dirigente de alto nivel, que esté absolutamente implicado en el mundo del deporte, lo conozca, lo ame y sea una persona apasionada por lo que hace.

P.- El rosario permanente de competiciones internacionales, ¿favorece realmente el olimpismo?

R.- Yo creo que contribuyen. Lo que pasa es que es cierto que, al haber tanta cantidad de actividades en las Federaciones Internacionales y el movimiento deportivo mundial, se corre cierto riesgo. A los deportistas les resulta complicado asistir a todas las competiciones. Pero, si queremos que el deporte entre en la sociedad, tiene que ser a través de los grandes campeones. Los auténticos modelos para la sociedad son los campeones y cuantas más competiciones hagan -siempre dentro de un orden, de una programación equilibrada-, mejor para el deporte. Pero es cierto que se corre un riesgo de excederse en las competiciones, y por eso todos los dirigentes de las federaciones nacionales, internacionales, continentales, de todo el movimiento olímpico internacional, están intentando ajustar un programa que realmente sea posible para los deportistas.

P.- Pero los deportistas y sus entrenadores, ¿en qué medida pueden incidir en la elección de las competiciones a las que quieren asistir?

R.- Las competiciones internacionales las hacen las federaciones, pero el deportista puede decidir si quiere o no acudir. Nadie puede acudir a todos los sitios. Muchas federaciones de deportes individuales lo están haciendo por ranking y ponen muchísimas competiciones y, claro, el deportista no puede acudir a todas. Primero, porque el cuerpo no lo resiste y, segundo, porque económicamente no es viable. Esa planificación es, precisamente, lo que hace destacar al deporte español. Tanto por los deportistas como por sus entrenadores, que son los responsables de las planificaciones. Hoy, hacer una planificación para un deportista es muy, muy difícil y por eso hay que aplaudir la que hacen los entrenadores y las federaciones…

P.- ¿España es deficitaria en lo que podría llamarse cultura deportiva? ¿Hay aquí algo más que fútbol, tenis o, como mucho, baloncesto…?

R.- Es cierto lo que afirma. Pero eso sucede en todos los países del mundo. Al final, por suerte o por desgracia, hay unos deportes que interesan más a los medios de comunicación que otros, y en todos los países hay un deporte prioritario, que predomina frente a los demás, y los deportistas de esos deportes son auténticos ídolos. En España es el fútbol, pero en otros países son otros deportes… Lo que hay que intentar es que la gente conozca la historia personal que hay detrás de cada campeón y solo entonces el deportista de esas otras disciplinas deportivas minoritarias adquirirán la misma importancia social que pueda tener un campeón de un deporte más aceptado socialmente, o con mayor seguimiento mediático. En el mundo, el único momento en el que todos los deportistas son percibidos como iguales es en los Juegos Olímpicos. Lo vemos en los índices de audiencias, que cuando hay una final o semifinal, y compite un español, en unos juegos olímpicos, esos deportes que en otros momentos tienen menos audiencia, en esos momentos tienen millones de espectadores. Aún así, creo que aunque la cultura deportiva en España no es perfecta, ha mejorado muchísimo si echamos la vista atrás. Nos falta solo un paso: potenciar realmente el deporte escolar y el universitario, y llegar a pensar que el deporte no son solo los resultados. Si se analiza transversalmente, afecta a todos los ministerios de un país: hay que asociarlo a salud, a sanidad, a cultura, a educación, a representación exterior, a economía, a trabajo, a investigación,… Cuando esto se entienda, el deporte se impulsará de forma diferente.

P.- Ha dicho que el gran vuelco deportivo de España se dio en 1992, y sin embargo, la estructura de la administración deportiva no ha cambiado nada en nuestro país. ¿No habría que hacerlo para adecuar esas estructuras a una realidad muy distinta?

R.- Esa es mi pelea y nadie me hace caso. Nadie se puede sentir ofendido si digo que la única estructura que se mantiene igual en este país desde la dictadura, es la del deporte. Y, sin embargo, hoy sus competencias están transferidas a las comunidades autónomas. Ese creo que es el gran cambio que hay que hacer. Cuando uno observa cómo está el deporte en los comités olímpicos en aquellos países más o menos desarrollados en el tema deportivo, se observa que el gobierno -al final- legisla, da un dinero público, y controla pero el deporte recae en el comité olímpico del país. Ahí es donde se hace toda la planificación deportiva de las federaciones, independientemente del poder político. Esa es la mejor forma de dar continuidad a la estructura del deporte. Y el gobierno no puede perder nunca la facultad de legislar, ni de controlar el uso que se hace del dinero público. No olvidemos que las federaciones son entidades privadas. Yo creo que ese cambio, más pronto que tarde, acabará llegando.

P.- ¿El COE ve en el Consejo Superior de Deportes un amigo o un enemigo, o, mejor dicho, un aliado o un adversario?

R.- Como en toda relación entre dos instituciones, hay momentos en los que se difiere en los planteamientos. Con todo, yo no tengo ningún problema personal con ninguno de los distintos secretarios de estado a los que he conocido. He diferido en algunas circunstancias y en algunas decisiones, y es mi obligación -porque represento al movimiento olímpico internacional-, decir lo que pienso. Pero, a partir de ahí, no hay enfrentamiento de ningún tipo y nosotros tenemos que caminar de la mano. De otra forma, nadie lo entendería.

P.- Volvamos al Plan ADO: En el deporte (olímpico, o no), ¿es directa la relación entre inversión y resultados?

R.- Esa es la gran pregunta. Esa es la tesis que vengo defendiendo desde hace tiempo. Si no hay inversión, es imposible que haya resultados. Los resultados del deporte español están muy por encima de los resultados que obtiene. Si hacemos una ratio relacionando estos con la inversión, estamos por encima de todos los países del mundo. Somos el primer país en ese ranking, sin ninguna duda. En 2012, España, además, fue considerado el primer país del mundo en deportes mediáticos, en aquellos que suscitan una mayor atención de los medios, especialmente de la televisión. Cuando se compara la inversión que recibe el deporte español con países como Italia, Francia… Ya no digo Estados Unidos, China, Alemania, Inglaterra…, sino en Brasil, Ecuador, Colombia o México, que son países en los que no se piensa habitualmente, veríamos que los resultados obtenidos por nuestro deporte son para hacerles un monumento a los deportistas, a los entrenadores, a los clubes y a las federaciones… Gracias a la planificación, al trabajo previo que se hace, gracias a las familias, gracias a todos aquellos que de forma anónima están ayudando a los deportistas, los resultados se mantienen y ese es un milagro que hay que explicar… Cuando vas a un campeonato individual y ves a un español competir con un italiano, por ejemplo, hay que pensar que la inversión de Italia en él es 8 veces mayor; si lo ves con un francés, la inversión es 12 veces mayor. Y, sin embargo los éxitos del deporte español -¡ya no digo nada de los deportes de equipo...!-, el deporte español asombra al mundo.

P.- ¿Y a qué atribuye usted esa desproporción en favor del deporte español?

R.- Por un lado, a la calidad excepcional de nuestros deportistas y entrenadores, y, por otro, a los clubes, a la gran planificación de las federaciones, y, por último, a la ayuda de todos aquellos que, de forma anónima, potencian al deportista. Todo eso, en su conjunto, es lo que hace a España diferente.

P.- ¿Son muchos los comités olímpicos o las federaciones nacionales que han venido a España a estudiar nuestro modelo para tratar de adaptarlo a sus realidades específicas?

R.- Sí, muchos. Y, además, en todos sitios nos preguntan, y existe una gran demanda en el mundo de entrenadores españoles, y de todas las disciplinas deportivas. Hoy está al alcance de todos conocer las inversiones en deporte que se hacen en los países y por eso se preguntan cómo es posible que un país con algo más de 40 millones de habitantes, como el nuestro, puede obtener buenos resultados y en tantas disciplinas. Porque, puede verse a países pequeños que son especialistas en una de ellas, pero nadie puede entender que cuando vayamos a los Juegos Olímpicos de Río, en deportes de equipo, después del país organizador, que clasifica a todo el mundo, el primero siempre sea España, y mínimo lleva 6 o 7 equipos (baloncesto, balonmano, waterpolo, hockey, etc.). Y en deportes individuales, lo mismo. Nuestras posibilidades de obtener medalla existen en muchos deportes, y eso es muy difícil de entender. Y creo que hay que dar mucha más importancia de la que se le da a los resultados del deporte español.

P.- La opinión pública tiene sus reservas acerca de la limpieza de las decisiones en el COI cuando se trata de elegir nuevas sedes de Juegos Olímpicos. ¿Son fundamentadas o no esas reservas?

R.- Creo sinceramente que las decisiones del COI son totalmente limpias y claras. Lo que pasa es que hay que conocer como se toman. El caso más llamativo puede ser como es una asamblea para elegir cuáles serán las ciudades sede de unos Juegos Olímpicos. Hay 110 miembros. Hay presidentes de federaciones internacionales, olímpicas, presidentes de comités olímpicos, deportistas y personas que están en el mundo del deporte de distintos orígenes. No hay un mensaje claro que puedan absorber del mismo modo las 110 personas que votan, porque cada uno ve el deporte de forma diferente. Pero tú no puedes convencer a nadie que no sea a través del método de presentar tu candidatura y que esta sea percibida como la mejor. Las decisiones son limpias y transparentes…

P.- El dopaje en deportistas de élite, y los amaños en las competiciones en algunos deportes, ¿hacen un daño irreparable al olimpismo, y al deporte en general?

R.- Le hacen daño al deporte y a la sociedad, a todo el mundo. Por eso, la campaña que está haciendo el COI, con el presidente Thomas Bach a la cabeza, es un modelo. Somos conscientes de que hay dopaje, nadie lo puede ocultar. Vamos a intentar luchar contra él, vamos a invertir en investigación -que es lo que faltaba- y hacer que el dopaje sea cada vez más difícil. Y, a partir de ahí, endureceremos también las sanciones. El primer comité olímpico que ha firmado un convenio con el COI para llevar a cabo estudios sobre este tema en materia de investigación, ha sido el COE, y estoy muy satisfecho por ello. Creo que hay que perseguirlo, endurecer las sanciones, pero también hay que tener en cuenta algo muy importante: hay que sancionar al deportista cuando estemos absolutamente seguros de que se ha dopado. Y en el tema de las apuestas, lo mismo: hay que perseguir a la gente que malinterpreta el deporte, que trata de hacer un negocio con él, y por medios que están prohibidos y penados…

P.- Puestos a predecir, ¿dónde estará el deporte español dentro de 20, 30, 40 años?

R.- Espero que siga subiendo, paso a paso. Es muy difícil imaginar que puede suceder dentro de tanto tiempo, porque el deporte nunca camina ajeno a la vida de un país y creo que vivimos momentos muy inquietantes no solo en España, sino en el mundo entero. Pero, si en España la gente sigue entendiendo la importancia que tiene, más allá de los resultados -repito de nuevo-, seguiremos viviendo en un país en donde todo se discute, menos los resultados deportivos. Cuando hay un gran éxito deportivo, la gente sale a la calle con la cara pintada y cantando “soy español”, con banderas de España, y gente de todos los colores políticos, y de todos los estratos sociales y económicos… La fuerza que tiene el deporte es la que hay que potenciar. Si lo seguimos haciendo, el deporte español no tiene límite, ni barrera; si no lo hacemos así, nuestro deporte caerá...

P. Una última pregunta: ¿No haría falta crear un mecanismo que permitiese al deportista olímpico, tener la posibilidad de incorporarse de forma efectiva a la vida laboral, cuando pase su periodo de deportista de alta competición?

R.- Estamos en ello. El primer paso es formarlo mientras está compitiendo. Las dos cosas se pueden compatibilizar siempre que tengas una universidad o un colegio que estén dispuestos a ello. Nosotros estamos haciendo un trabajo extraordinario con la Universidad Católica San Antonio, de Murcia (UCAM), en la que ya están estudiando más de 300 deportistas (campeones y subcampeones olímpicos, medallistas olímpicos y mundiales…), gente que está en activo y gente que ha dejado hace poco la competición e, incluso, algunos que la dejaron hace ya algunos años. Considero que este es uno de los aspectos más importantes de mi gestión al frente del COE. Ahí se les forma para la otra gran competición que es la vida. A través de diversos convenios, buscamos la creación de 200 puestos de trabajo para deportistas en los próximos 4 años, adaptándoles su curriculum para aquellos puestos que quieren cubrir las empresas. Este es un trabajo que, efectivamente, se tiene que expandir, es verdad, pero necesitamos más socios y más entidades académicas que nos ayuden…

P.- ¿Ha habido algún deportista que, inicialmente, haya mostrado alguna reticencia para integrarse en este plan, pero que luego haya reconocido sus bondades?

R.- Sí, y para gran satisfacción mía, porque hay algunos deportistas con los que he debatido (siempre con cariño) la conveniencia de estudiar, y en su momento no me hicieron caso, y hoy son licenciados en Económicas, y han vuelto a mí para decirme: “Alejandro, tenías razón”. Eso, para mí, es lo más importante. Si no tienes una buena preparación académica, hoy es imposible encontrar una salida laboral, tal y como está el panorama. Más del 50 por ciento de los deportistas de alto nivel tienen carreras universitarias o máster. No podemos cansarnos de insistir para que la gente estudie. Tienen a su disposición un programa a la carta, que les permite compatibilizar entrenamientos y estudios, con profesores que respetan su vida deportiva, sus competiciones, sus entrenamientos... Esa es la vía…

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