Tras una semana de alto el fuego en Gaza, ambos bandos pudieron intercambiar rehenes y entró más ayuda humanitaria en la región. 7 días que han permitido a la población intentar huir hacia zonas más seguras, pero la tregua ha expirado y los ataques han regresado.
El ejército israelí ha vuelto a atacar la Franja de Gaza y lo ha hecho con fuerza, pues en 24 horas han bombardeado más de 400 objetivos de Hamás, según han informado.
Los ataques han vuelto a sembrar el caos y según las autoridades de Gaza 240 palestinos han muerto en la última jornada y más de 600 han resultado heridos.
Han reportado que los bombardeos se han producido en la zona de Jan Yunis y que han destruido "decenas de casas" con sus habitantes dentro.
EEUU e Israel culpan a Hamás del fin de la tregua
El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, ha señalado a Hamás como responsable de la ruptura de la tregua.
En una conferencia de prensa ha señalado que el grupo terrorista no entregó una lista de rehenes, un punto recogido en el acuerdo para el alto el fuego. Al no entregarla, ha asegurado que "no ayudó" a que la tregua se extendiese.
Por su parte, las Fuerzas Armadas de Israel han acusado a Hamás de seguir reteniendo a 136 personas, entre las que aseguran que hay mujeres y niños.
Han advertido de que "seguirán haciendo de todo" para intentar traerles de vuelta, por lo que se espera que los ataques sigan creciendo.
La ofensiva israelí sobre Gaza ha vuelto a producirse en todos los frentes: tierra, mar y aire.
Israel afirma que sus ataques se ciñen a enclaves terroristas y aseguran haber eliminado varios objetivos.
La comunidad internacional ha lamentado que la violencia haya escalado de nuevo y han vuelto a pedir a las partes implicadas un alto el fuego permanente.
Estados Unidos, Egipto y la ONU siguen negociando para intentar lograr otra pausa en los ataques e intentar también llegar al fin de la guerra, aunque el final definitivo se anticipa muy complicado.
Mientras la situación en Gaza sigue siendo crítica, pues aunque la pausa ha frenado los bombardeos varios días, el acceso a la ayuda humanitaria o a necesidades básicas como el agua corriente, sigue siendo ínfimo.
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