Las sindicatos franceses han protagonizado este martes una nueva jornada de huelgas y protestas, que ya es la sexta, contra el proyecto del presidente francés, Emmanuel Macron, para reformar las pensiones y retrasar la edad de jubilación a los 64 años. Este martes comienza una huelga indefinida, que se prolongará varios días en algunos centros de trabajo.
Hay convocadas manifestaciones por todo el país, y la más importante ha tenido lugar en París, donde la Confederación General del Trabajo (CGT), el segundo sindicato de Francia, habla de más de 700.000 manifestantes, asegurando que han logrado paralizar el país con "la mayor movilización desde el comienzo del conflicto". Según parece se han producido enfrentamientos entre manifestantes y policías en la capital gala, pero también en Nantes y Rennes.
La primera jornada de paros fue el 19 de enero pasado pero, desde entonces, el proyecto de ley ha seguido su camino en la Asamblea y el Senado, aunque puede que Macron no cuente con el número suficiente de votos para poder aprobarlo.
Laurent Berger, secretario general de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT, primera central del país), ha hablado de jornada "histórica" y de "la mayor movilización de los últimos 40 años". Los paros han sido particularmente fuertes en el transporte público, pero también con camioneros bloqueando los accesos a ciudades como Lille, Rennes, Perpiñán, Saint Brieux o Cannes, con menos circulación de lo habitual.
En los transportes, sólo un quinto de los trenes de alta velocidad funcionaban y, además, varias conexiones internacionales se encuentran totalmente suspendidas, como el corredor París-Barcelona.
En los cercanías de París, dependiendo de las líneas, han circulado entre un 33% y un 20% de los convoyes habituales. Mientras que en el metro de la capital sólo se ha prestado el servicio con normalidad en las dos líneas automáticas, la 1 y la 14.
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