Estados Unidos ha puesto el fin a la campaña para las elecciones legislativas y en ella han participado los que fueron los 2 grandes rivales de las presidenciales, Joe Biden y Donald Trump.
El duelo entre demócratas y republicanos fue representado por ambos líderes. El actual presidente del país hizo un mitin en Maryland mientras que el ex presidente estuvo en Ohio.
Las encuestas apuntan a una clara victoria de los republicanos, una revancha tras la derrota electoral de 2020. Con estos posibles resultados, el Partido Republicano controlará el Senado y también la Cámara de Representantes, por lo que el mandato de Biden quedará mermado, como ya le ocurrió a Barack Obama en el tramo final de su presidencia.
Es ya un clásico que en las elecciones a mitad de mandato, el partido en el poder gracias a las elecciones presidenciales paga el desgaste siendo derrotado después en las legislativas, y parece que esta vez los estadounidenses no se saltarán el guión ya 'escrito'.
Biden, consciente de este hecho, advirtió a los ciudadanos que los republicanos "desharán todo lo logrado" durante su gobierno y que deben decidir entre "2 visiones" del país. También aseguró que los derechos y libertades están en peligro, como es el caso del aborto: "Nuestras vidas van a estar marcadas por lo que suceda el próximo año".
Trump y su anuncio
Por su parte, Trump, por mucho que le pese a parte del Partido Republicano, fue el absoluto protagonista de la campaña y además marcó el final de la misma. Y es que en su último mitin adelantó que el martes 15 de noviembre realizará "un gran anuncio" desde su mansión de Florida.
Está más bien claro que lo que anunciará será su nueva candidatura para las presidenciales, en concreto para las elecciones de 2024.
"En 2024 vamos a recuperar nuestra magnífica Casa Blanca", se limitó a decir esta vez, para no restar demasiados focos a los suyos, que seguramente ganen en estas elecciones legislativas.
Trump trastoca así los planes del partido al que está ligado, pero donde no forma parte del aparato.
El único rival que podría tener de peso para unas primarias republicanas sería el gobernador republicano de Florida, Ron DeSantis, del que se mofó el propio Trump llamándole "santurrón" por su tono no suficientemente extremista.
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