Coney Barrett será la quinta mujer que se incorpora al alto tribunal en la historia y el tercer miembro de la Corte Suprema nombrado por el presidente Donald Trump.
Para los demócrata, Coney Barret conservadora, religiosa y antiabortista está en las antípodas de la jueza Bader Ginsburg recientemente fallecida a los 87 años, por lo que temen retrocesos sociales durante mucho tiempo. El puesto al que aspira es vitalicio y sólo tiene 48 años.
La juez Barret se opone a temas como la atención médica, los derechos laborales y los derechos LGTBI y de la mujer, denunciaron desde el partido demócrata.
El propio presidente de EEUU, Donald Trump, presentó a su candidata destacando más su faceta familiar -es madre de 7 hijos, uno de ellos con síndrome de Down- que profesional. "Amy es más que una académica y una juez estelar. Es también una madre devota. La familia es una parte fundamental de Amy, que abrió su corazón y su hogar y adoptó a dos hijos en Haití. Su relación con su hijo con síndrome de Down es una auténtica inspiración", afirmó Trump durante su presentación.
De hecho, de salir adelante su nombramiento -ahora su nombramiento debe ser refrendado por el Senado de EEUU donde los republicanos tienen mayoría-, Barret será la primera juez de la Corte Suprema con hijos en edad escolar.
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