Con la tabarra que hemos dado con el Eje Prado Recoletos; con la de veces que hemos hablado de la Baronesa y de ese afán de encadenarse a las acacias y a los plátanos de paseo; con la cantidad de tardes de gloria que nos ha dado el frente abierto entre Ayuntamiento y Comunidad por si se hacía un túnel, un helipuerto, o un muelle para atracar fragatas; con la cantidad de tiempo que llevamos hablando de este tema desde, más o menos, el cretácico superior cuando Álvarez del Manzano era alcalde; e incluso con la voluntad del alcalde hace no tanto tiempo de vincular su carrera política al éxito del que él considera su proyecto estrella.
Con todo este tiempo hablando del Eje, y ahora resulta que no se va a hacer. ¿La culpa? Del empedrado. Es decir: de la situación financiera de las arcas municipales. ¿La realidad? Que con el recorte de obras nuevas anunciado hace casi un mes no llega y hay que seguir sacando la tijera para ver de donde se puede ahorrar. Aunque sea tragándose este sapo. Y está claro que el Eje ha pagado el pato de la crisis.
Se nos llegó a decir que los dos grandes proyectos de esta legislatura, Prado-Recoletos y Madrid Río, no sufrirían ningún retraso, ya que con el recorte de 200 millones de euros en esas obras que no se iban a licitar, llegaba para sacar adelante el resto de servicios. Pero algo falló en la calculadora de Juan Bravo y el Alcalde ha tenido que meter mano a la ‘niña de sus ojos’, a su ‘perla negra, ya que paralizar Madrid Río podría suponer casi una revuelta ciudadana: más de dos años sufriendo las obras y otros dos sufriendo el descampado.
Cuentan las malas lenguas, que la más feliz con este anuncio es la Baronesa. Aunque seguramente la duda que inunda a la dueña del Thyssen, es la misma que anega las conciencias de muchos madrileños: después de tantas y tantas horas hablando de una reforma a la que de momento se le pulsa la pausa... ¿hacía falta tanto rollo para esto?