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Dudas fundadas u otros motivos

miércoles 17 de diciembre de 2008, 13:18h
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, interviene en asuntos como la política de lucha contra el terrorismo del Gobierno presidido por José Luis Rodríguez Zapatero, al que lleva acusando desde que llegó al Palacio de La Moncloa de asfixiar económicamente a la región gobernada por el PP desde hace muchos años.

Da la sensación de que como lo de aquí va de maravillas es necesario buscar nuevos espacios para la ocupación. Con ocasión del último crimen cometido por ETA en la localidad guipuzcoana de Azpeitia, se ha abierto un interesante debate respecto a qué hacer con los ediles de ANV que no condenan los atentados asesinos de la banda etarra. Unos quieren echar a estos ediles a través de mociones de censura en los más de 42 ayuntamientos en lo que tienen representación, otros desean que el Ejecutivo de Zapatero disuelva los consistorios en los que tiene presencia esta formación abertzale que, según los tribunales de  Justicia, es parte del organigrama de la serpiente.

Debido a que el PSOE y el Ejecutivo nacional no corren en apoyo a esta propuesta popular ni anuncian que harán lo que piden Aguirre y otros destacados militantes de esta formación, entonces desde el PP siembran dudas sobre las intenciones de Zapatero de volver a intentar negociar con ETA, sin más pruebas que su pituitaria política y su mala leche contra el que no invierte fondos del Estado en la Comunidad de Madrid para ponerle los nervios de punta y que se descontrole. Rápidamente han salido los avezados calentadores de ambientes políticos para apoyar a Zapatero ante las dudas de Aguirre y  otros y decir que el PSOE teme, con las mismas pruebas que Aguirre, que el PP vuelva a las andadas y recupere el clima de enfrentamientos y desconfianzas en materia antiterrorista.

Los hay en uno y otro bando encantados de recuperar el calor, después de tantas nieves y bajas temperaturas, a base de bofetadas dialécticas y  golpes al aire. Después de que Zapatero dejase claro al inicio de su segunda legislatura que de negociar con ETA nada de nada, de los golpes exitosos de la Fuerzas de Seguridad del Estado comandadas por el ministro Alfredo Pérez Rubalcaba, quien puso la guinda al pastel de esta discusión señalando que ETA podría haber acabado como el IRA y que por su mala cabeza terminará como los GRAPO, poco más que añadir.

Si se duda de las verdaderas intenciones de Zapatero para acabar con la banda etarra, sin tener más pruebas que el presentimiento, puede ser que Aguirre y otros tengan motivos escondidos para desconfiar de la palabra del presidente del Gobierno de España y de los hechos de las policías españolas. Si Rajoy no tiene dudas similares a las de Aguirre a lo mejor es que tienen fe en religiones distintas.

Nino Olmeda
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