La reciente aparición de las iniciales 'AJ' en el lienzo y que hicieron dudar de la atribución del cuadro a la mano de Goya en favor de su discípulo valenciano, Asensio Juliá, "abre un camino de investigación de gran importancia para aclarar la autoría de muchas obras de principios del siglo XIX cercanas al estilo de Goya, aunque no de su mano, cuyos autores se encuentran aún sin identificar", señala el informe.
Con las exposiciones en el Museo del Prado 'Goya: El capricho y la invención' (1993), la muestra con motivo del 250 aniversario del nacimiento del maestro y el año pasado, 'Goya en tiempos de guerra', se estudió la técnica del maestro y se demostró que los materiales utilizados no eran de la calidad de los empleados por Goya.
Según el estudio, en el año 2000 se planteó en el Real Patronato, que no había sido posible "identificar los signos" de la zona donde aparecen las iniciales A.J. y "que no correspondían a la firma de Goya".
Antecedentes
El informe que ha presentado el Museo del Prado se ha estructurado en varias partes y se remonta al ingreso del cuadro en el Museo en 1931, como parte del importante legado de Don Pedro Fernández Durán. Aparecía ya con el título de 'El Coloso' en la primera publicación que lo recogió: el volumen, de 1917, sobre las composiciones y figuras de Goya de Aureliano de Beruete, historiador de arte y Director del Museo del Prado entre 1921 y 1923.
Recién instaurada la República, 'El Coloso' se convirtió en un acto político de gran relevancia, relacionando el tapiz con el símbolo de las revolución comunista (el puño izquierdo alzado del gigante).
Sánchez Cantón, con los documentos relativos a la Quinta del Sordo, lo situó dentro de la cronología de las 'Pinturas Negras'. Otros lo enmarcaron en un estilo del maestro "peculiar y tardío".
Trabajo distinto a Goya
Respecto a la preparación del lienzo, el informe señala que en 'El Coloso' "nada está pintado directamente" sobre esa preparación mientras que Goya, sin embargo, "utilizó siempre la capa de color de la preparación de la tela, rojiza generalmente, como base", algo que pocos artistas hacían. El Prado insiste en que en 'El Coloso' "no se utilizó en ninguna ocasión la preparación rojiza".
En cuanto a la forma en que se pintó este cuadro, el informe señala que la radiografía del mismo, de 1989, "fue importante al revelar por primera vez los cambios en la figura principal y los tanteos de su autor hasta conseguir la posición final del gigante y su anatomía" y que el cuadro presenta "un modo de trabajo distinto al de Goya" aunque en superficie, "está pintado claramente a imitación del estilo del maestro".
"Falta de criterio"
No ahorra adjetivos el Prado al afirmar que 'El Coloso' "está realizado de modo "superficial y acumulativo, con una cantidad innecesaria de pinceladas para conseguir cada parte y detalle". "No existe una construcción organizada de las figuras, o del paisaje", señala. Este modo de trabajar lo califica el informe de "lento e indeciso, no directo ni sabiendo de antemano lo que se pretende".
Por otra parte, se señala que el autor de 'El Coloso' "no supo cómo situar la gigantesca figura masculina cuando comenzó su escena" hasta después de tres intentos. "Goya, en cambio, tenía formada en su cabeza la escena que iba a pintar", afirma.
"Inconsistencia y falta de criterio" son otros adjetivos que emplea el informe para definir las pinceladas y el modo de construir la figura, que resulta así "ensuciada y pastosa", carente de la transparencia y seguridad de ejecución propias de Goya. Asimismo, califica de "pobre anatomía" la del coloso y afirma que no puede compararse con los desnudos masculinos, bellos y realistas de Goya como su temprano 'Aníbal', de 1771 o el 'Cristo en a cruz', de 1780.