Acabamos de recibir la mala noticia de que el número de personas que se han quedado sin trabajo en el primer mes del 2009 es de 198.838.
Si pese a que el Gobierno central y los Gobiernos autonómicos han puesto en marcha sus planes de ayuda a las empresas y los bancos han recibido miles de millones de euros para, en teoría, hacerlos llegar a las empresas y familias, los datos son tan demoledores como los que hemos conocido, es porque algo no se debe estar haciendo bien.
Las medidas para fomentar la economía y el empleo no pueden seguir siendo coyunturales y cosméticas. El problema que afecta a tantísimas personas necesita dejar de lado de una vez por todas las palabras grandilocuentes y las falsas promesas y ser capaz de afrontar, sin ningún tipo de remilgo, las medidas estructurales que permitan de manera real que se reactive la actividad económica.
Si
Obama reclama que el dinero público en los EE.UU. se gaste en productos de ese país, si nuestro ministro
Sebastián sale diciendo que lo que hay que hacer es ir a esquiar a Sierra Nevada, en vez de a los Alpes (¿El ministro Sebastián ha pensado, antes de hacer esas manifestaciones, cuantos ciudadanos españoles tendrán dudas entre irse a esquiar a los Alpes o hacerlo en Sierra Nevada?), empieza a ser menos llamativo que los trabajadores del sector energético en Inglaterra se manifiesten bajo el lema: “
Empleos británicos para los trabajadores británicos”. Lo mejor de todo es que, según uno de los sindicalistas que apoya las huelgas y manifestaciones, se atreve a decir que detrás de esas actuaciones no hay ningún motivo xenófobo, pues no tratan de impedir que los extranjeros ocupen los puestos de trabajo, sino lo que quieren es que no se los den porque están cobrando menos y, por lo tanto, se los están quitando a los británicos con pedigrí.
.png)
Ese sindicalista, al igual que todos los que piensan como él, en vez de amenazar al Gobierno británico de
Gordon Brown con que si no les escuchan la situación se agravará, deberían darse cuenta de que en los momentos de crisis la situación es angustiosa para todo el mundo.
Las empresas que no han entrado en liquidación, han tenido que bajar considerablemente el precio de sus productos, para lo cual no es suficiente la reducción del beneficio, sino que es preciso controlar los salarios e incluso prescindir de algunos trabajadores y, por lo tanto, no es comprensible que en pleno siglo XXI y dentro de la UE, algunas personas se crean con derecho a tener un puesto de trabajo con el salario que a ellos les parezca adecuado, por el simple hecho de haber nacido en el país donde se desarrolla la actividad.
Estoy seguro que el sector energético británico no esta ofreciendo las pocas posibilidades que tiene de puestos de trabajo, en función del lugar de nacimiento.