Y es que no es baladí todo lo que se ha propuesto. De momento, hay que reunir ese billón de dólares, los 750 mil millones de euros, que se repartirán, por una parte el Fondo Monetario Internacional que se convierte en el verdadero árbitro financiero mundial, un superbanco mundial, todo un supervisor, y los otros 250 mil millones, para ayudas al comercio, lo que contenta a los emergentes, que, en este caso, se habían comprometido con los mas desfavorecidos.
Pero, tal vez lo mas importante de los resultados económicos de la cumbre es que el G-20 ha decidido meter mano, y de qué manera, a los grandes culpables de esta crisis.

Siguiendo la pauta de que "el dinero no se crea ni se destruye, sino que simplemente pasa de manos" la gran pregunta de la ciudadanía a nivel mundial, es dónde se han metido los billones de dólares que han circulado durante todos estos años y que, se ha comprobado, han sido utilizados con fines especulativos. El G-20 se ha puesto las pilas en este sentido, y sus miembros han decidido "reformar el funcionamiento" de los fondos de inversión de alto riesgo, los denominados "hedge Funds". Los que están agazapados ahí, a la espera del momento mas adecuado para volver a circular, a invertir. Los que han generado la crisis fomentando las alegrías que desembocaron en los préstamos subprime y, por lo tanto, en los activos tóxicos. Los que han hundido la banca privada, cuando han retirado el dinero del mercado y lo han guardado en los paraísos fiscales.
A estos últimos también se les ha acabado la inmunidad, la impunidad con que han actuado. A partir de ahora, se acaban cosas como el secreto bancario y la opacidad fiscal que permite guardar a buen recaudo y lejos del control de las autoridades el dinero. Y no sólo el obtenido a través de actividades delictivas, narcotráfico y terrorismo principalmente, sino el que se utiliza con fines especulativos, el peor, el que ha puesto en peligro todo el sistema financiero internacional.
A algunos países se les ha acabado el chollo. Al menos sobre el papel, pero otros deberán trabajar, ahora, y mucho, para acompasar sus finanzas con "el nuevo orden económico" porque se ha hablado mucho de los paraísos fiscales exóticos, las Bahamas, las islas caimán, y otros por el estilo, pero hay países pertenecientes a la Unión Europea, presentes en la cumbre y que deben asumir sus resultados, que deberán adaptar su legislación fiscal para cumplir con los controles establecidos. Bélgica y Holanda se han negado, hasta ahora, a armonizar fiscalmente la UE porque sus normativas tienen elementos muy parecidos a los que utilizan paises como Gibraltar y Andorra, que permiten evadir impuestos y guardar dinero de manera discreta. Y esos paises deberán cambiar esa legislación. No sólo Suiza y otros similares. Y aquí es dónde se produjo el malestar de fondo en la cumbre. Pero las cosas se han puesto tan feas para todos que al ver las orejas al lobo, todos sin excepción han tenido que ceder.