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Cómicos en Semana Santa

martes 07 de abril de 2009, 19:31h
El Sábado de Gloria ya no es lo que era para los cómicos. Afortunadamente para ellos. Tras el obligado descanso del Jueves y Viernes Santo, los teatros madrileños estrenaban montajes para afrontar la última parte de la temporada. Madrid se convertía el Sábado de Gloria en una fiesta escénica plagada de novedades, como ocurría al terminar cada verano. Pero esa tradición se perdió hace unos pocos años, cuando la religiosidad dejó paso al ocio en esta semana y cuando se levantó cualquier restricción de ofrecer espectáculos por respeto al Catolicismo.
Los actores, hasta 1972, no tenían descanso semanal. En 1925 se dictó un reglamento que regulaba el descanso dominical de los trabajadores españoles. Pero una modificación de diciembre de 1926 permitía la excepción para los trabajadores en espectáculos públicos. Para ellos disponía 24 horas seguidas de descanso, o dos plazos de 12 horas cada uno, a designar por las empresas. Entonces los cómicos que trabajaban hacían catorce funciones a la semana y muchas noches, tras la última representación, debían ensayar nuevas producciones. Para ellos los dos días de cierre obligado eran sus únicas vacaciones. Esta imposición de cerrar con motivo de la Semana Santa no era simplemente tradicional u obligada por la religiosidad del público. Estaba perfectamente reglamentada.

Ya en el siglo XVII, Felipe III prohibió, entre otras actividades del teatro, las representaciones durante la Cuaresma y la Semana Santa. Más de tres siglos se mantuvo esta prohibición, aunque los periodos de suspensión fueron progresivamente más cortos. En el siglo XIX se reiteró la prohibición en todas las disposiciones. El Decreto Orgánico de Teatros, publicado por la Gazeta de Madrid el 31 de julio de 1852 declaraba, en su artículo 10, hábiles para espectáculos “todos los días del año, exceptuando la víspera de difuntos, los viernes de cuaresma y desde el de Dolores hasta el Sábado Santo inclusive”. En 1886 se modificó esta norma con el Reglamento de Policía de Espectáculos, que limitó en el artículo 8º la prohibición entre el Miércoles y el Viernes Santo. Este plazo se mantuvo en el nuevo reglamento publicado el 31 de octubre de 1913.

Siempre se afirma que los actores no podían ser enterrados en tierra sagrada. No he encontrado ningún documento que lo pruebe pero me lo creo sin problemas. Aunque no debemos olvidar que los primeros corrales de comedias madrileños estaban gestionados por cofradías. Actores como Vico y Calvo reposan en cementerio de San Justo desde principio del siglo pasado. Los cómicos tienen, desde el siglo XVII, su propia patrona, la Virgen de la Novena (o del Silencio), que se venera en la iglesia de San Sebastián, en el corazón del Barrio de las Letras. Hoy no sé si esta imagen, que originalmente estuvo en el chaflán de la calle León, tiene muchos devotos entre las gentes de la escena. Pero tradicionalmente fue muy venerada.

Durante la Transición se derogaron numerosas disposiciones que permitían la censura en los espectáculos públicos. La liberalización total de la exhibición llevó aparejada una progresiva desaparición de costumbres como el cierre durante la Semana Santa, que se mantuvo vigente incluso durante los años de la II República. También la aconfesionalidad del Estado Español, según la Constitución de 1978, permitió que las presiones de la iglesia Católica perdieran fuerza, además de privarles de cualquier apoyo legal que limitara actividades ciudadanas por motivos religiosos.

Hoy la oferta de espectáculos es un atractivo más para la época de vacaciones de Semana Santa. Ningún teatro cierra y son pocos los que estrenan en estas fechas, salvo por razones de programación.
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