Colombia ha recibido con optimismo la resolución del presidente Barack Obama, que dio a conocer en la V Cumbre de las Américas el representante comercial de los Estados Unidos Ron Kirk, de asumir como una prioridad el Tratado de Libre Comercio con Colombia.
En la próxima semana, se reactivarán las conversaciones en Washington para la aprobación de la apertura comercial en la Cámara de Representantes estadounidenses, en donde desde hace más de un año permanece bloqueado el acuerdo suscrito por los mandatarios de los dos países. No será fácil ese desbloqueo porque la aprobación legislativa estadounidense parece supeditada a que se incorporen cambios en el texto del acuerdo, con exigencias más rigurosas por parte de los demócratas sobre todo en materia de derechos sindicales.
De otro lado, el TLC del Perú con los EEUU entró ya en vigencia en febrero de este año. Más aún, el Gobierno de Alan García suscribirá a fines de este mes un TLC con China; tiene acuerdos de apertura comercial con Canadá y Singapur, que entrarán en vigencia el primer semestre de este año; sigue en las negociaciones para un TLC con la Unión Europea, las iniciará con Japón en mayo y ha anunciado que buscará también suscribir acuerdos de apertura comercial con México y América Central. A pesar de la crisis económica, la política de apertura comercial es un incentivo para las exportaciones. En el caso del Perú, según fuentes oficiales del país vecino, el 90% de ellas tendrán acceso sin cargas arancelarias al mercado estadounidense. Será muy grande la situación de desventaja de las exportaciones ecuatoriana al mercado estadounidense frente al Perú con un TLC ya vigente con ese país y, más temprano que tarde, frente a Colombia, si concluyen las preferencias arancelarias andinas en diciembre 2009 y no
se las extiende otra vez. El Gobierno del Ecuador tiene que definir una política clara y pragmática en torno a la apertura comercial.
Opinión de HOY