Hasta ahora las lentes de contacto son de color azul pálido. Una tonalidad que, según la doctora Sánchez Ramos, no tenía más sentido que el que se vieran bien si caían en el lavabo. Más aún, de todos los colores a elegir es el menos adecuado, porque absorbe longitudes de onda muy poco energéticas Las lentillas de la doctora Sánchez Ramos son de color amarillo, no serán más caras que las habituales y no cambian la percepción de los colores, ni se ven cuando se llevan puestas. A cambio, evitan que nuestros ojos empiecen a dar problemas cuando rebasemos los 50.
Hasta tres veces tuvo que subir al escenario la doctora Sánchez Ramos en el Salón Internacional de los Inventos de Ginebra (Suiza). La primera vez recibió el Premio a la Mejor Patente Española, la segunda, la Medalla de Oro a la Mejor Patente del Área Sanitaria, con reconocimiento del jurado. Y poco después llegaba el gran momento: era elegida Mejor Inventora del 2009 en todo el mundo.”Creí que me moría”, recuerda.
Y no es para menos, por que la patente, cuya titular es la Universidad Complutense de Madrid, puede salvar a mucha gente de la ceguera. La idea surgió precisamente en el transcurso de una de sus clases en la Escuela Universitaria de Óptica de San Blas. “Dando clase tenemos un proceso de digestión inmenso, – explica Sánchez Ramos- Necesitas conocer muy a fondo el tema y explicarlo para que lo entienda mucha gente diferente.” La doctora explicaba a sus alumnos que el cristalino amarillea con la edad y que la distribución de conos receptores de la luz es tal que, aunque tenemos seis millones de conos, justo en el centro de la retina ninguno es sensible al azul y al violeta. También les describía cómo la zona de la retina más perfecta, que se llama mácula lútea, tiene un pigmento amarillo que vamos perdiendo con la edad. “¿Y por qué amarilla y no verde?”, se preguntó.
La dañina luz violeta
El grupo de Neuro-Computación y Neuro-Robótica se puso manos a la obra para averiguar el por qué. Y descubrieron que la luz violeta, además de la ultravioleta, es muy dañina para la retina por que es muy energética, hasta tres y cuatro veces más que las demás longitudes de onda del espectro de luz visible. ¿Y esa energía qué hace por dentro del ojo?- detalla Sánchez Ramos- Primero atraviesan las lentes del ojo, que tienen 60 dioptrías, y concentran absolutamente el haz de luz. Y en la retina están las neuronas, en las que empieza un proceso de muerte celular.”
Especialmente dañino es este proceso en las personas que han sido operadas de cataratas –unas 700.000 cada año en España- y que no disponen siquiera de la protección del cristalino. Su trabajo es saber que esto ocurre y colocar una protección. “No puede ser más fácil.”, asegura la doctora.
A partir de entonces, comenzaron cuatro años de investigación. “Como tenía muy claro que en humanos iba a tardar 5 o 6 años en probar el filtro, busqué animales de experimentación”, explica Sánchez Ramos. Se operó de cataratas a 61 conejos, a ratas y ratoncillos, a los que se implantaron lentes amarilla en un ojo y transparente en el otro. Se les sometió a diferentes a luz blanca y a luz blanca sin azul y se les hicieron pruebas de electrofisiología e inmunohistoquímica. “No me divierte nada, pero un animal vive dos años y una persona 80. Puedo probar en un mes de un animal cosas que llevarían años en una persona.”, añade.
"Se acabó la botijería"
El 27 de abril de este año se aprobó la patente del filtro en EEUU, pero el invento ha superado ya el examen ante un jurado compuesto por examinadores de 160 países. Ya en 2007, su propuesta recibió el Accésit a la mejor Patente de madri+d. Y los premios no han dejado de llegar, el más reciente, la Encomienda de Número de la Orden del Dos de Mayo que le entregó la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, a principios de mes.
Algo que, tristemente, es una excepción en España, que solamente patentó en 2008 un 0,5 por ciento de los nuevos inventos, frente al 5 por ciento de países como Holanda. “Los españoles, explica Sánchez Ramos, tenemos mucho miedo al ridículo, a que nos digan que nuestro trabajo no sirve para nada, pero esto ya se ha acabado. Nuestro trabajo es tan bueno como el de otros, se acabó la botijería, la fábrica de botijos. En cuanto nos pongamos las pilas seremos capaces de multiplicarlo por 3 o por 4, por que ideas hay”.
De momento se encuentran tratando de cerrar convenios con varias empresas para comercializar la patente. Sánchez Ramos espera que se vendan de manera masiva en año y medio, dos años. Su clientela potencial, de momento, son los 130 millones de usuarios de lentillas que hay en el mundo. “Es una solución de fácil implementación, explica, lo único que se pide a un fabricante es que en vez de utilizar el tinte A, utilice el tinte B. Y es que, como dice la doctora “a veces, la mejor solución, es la más sencilla”.