De lo que no cabe duda es de que ha sido el Gobierno el que ha acabado con el soplo de vida que le quedaba al Diálogo Social, pero los empresarios han sido los que han incordiado lo suficiente como para provocar esta ruptura. El documento que presentaron este jueves, volvía a incluir un tema que, de común acuerdo con Zapàtero, habían decidido "aparcar" para el otoño: la reforma laboral, y la relajación de la contratación,. Incluyendo el abaratamiento del despido
. ZP y
Díaz Ferrán habían decidido aplazar la discusión de este asunto dando prioridad a iniciativas para sacar de la crisis a las empresas españolas y ayudar, en la medida de lo posible, a las víctimas de la destrucción de empleo, los trabajadores parados. De ahí que la negociación se circunscribiese a estos dos temas: el alivio de las cargas fiscales para los empresarios, y ayudas económicas para los desempleados a los que se les agota la prestación por desempleo.
En síntesis, la primera fase del diálogo social debería consistir en lograr acuerdos en torno a los puntos mas urgentes, y esperar al otoño, una vez haya pasado lo peor según las previsiones gubernamentales, para abrir el debate en torno a un nuevo modelo de relaciones laborales en el marco, precisamente el nuevo modelo productivo que se busca.
De ahí la extrañeza de todos por las palabras de un dirigente empresarial: "no sé a qué viene tanta prisa en aceptar una rebaja de cotizaciones cuando lo determinante es lo que se incluya en los presupuestos de 2010".
Argumentos empresariales
Lo que ocurre es que la CEOE tiene sus propias explicaciones y éstas son de gran calado. Los empresarios temen que van a ser los grandes paganos de la politica de incentivos del gasto público que lleva a cabo Zapatero. Las razones hay que buscarlas en las propias declaraciones de
Elena Salgado en las que anuncia una revisión de todo el sistema de deducciones fiscales vigente.
Los beneficios fiscales ascienden a 6.761 millones de euros en el Impuesto de Sociedades, claramente por encima de los 4.500 millones que costaría una rebaja de 1,5 puntos de las cuotas a la Seguridad Social. Las previsiones indican que los beneficios fiscales globales, previstos para el 2010,son verdaderamente espectaculares: 61.478 millones según las cifras que manejan en el Ministerio de Economía. Es lógico que el Gobierno haya puesto la vista en este "bocado goloso". Y, por lo tanto, es lógico que los empresarios estén con la mosca tras de la oreja sólo de pensar que lo que se trata es de un simple "cambio de cromos": yo te rebajo las cuotas un punto y medio pero, a cambio, te quedas sin algunos beneficios porque necesitamos ese dinero para otras políticas sociales como por ejemplo, el incremento de la cobertura a los parados, el aumento de la prestación por desempleo para los trabajadores que hayan agotado el derecho.
En CEOE saben perfectamente de las "emboscadas negociadoras" de los sucesivos gobiernos socialistas. De ahí la frase de
Arturo Fernández en el sentido de que siempre que se produce un proceso semejante, los empresarios son los que salen perdiendo cuando la interlocución la lleva a cabo un gobierno socialista. Salieron escaldados con las concertaciones sociales de
Felipe González, y no quiere que ahora les ocurra lo mismo. Por eso no han tenido ningún recato en recoger el guante del enfrentamiento con el Gobierno y los sindicatos.
La pregunta, ahora, es saber qué va a pasar con toda esa tarta que el Gobierno quiere quedarse.
Corbacho, el ministro de Trabajo, ya ha insinuado que, sin acuerdo, no habrá rebaja de las cuotas tal y como se había ofrecido. Pero a los empresarios les preocupa más los otros beneficios fiscales. A fin de cuentas, hacerse cargo de las pensiones públicas es algo a lo que llevan resignándose muchos años. Y eso, para ellos, es el "chocolate del loro" que saben como amortizar: en forma de puestos de trabajo. Ahí y sólo ahí, hay que buscar el problema que tiene España cada vez que asistimos a un ciclo bajista. Un problema llamado paro.