Por el Valle de la Fuenfría discurren varios caminos históricos porque de siempre ha sido un paso natural para ir de Madrid a Segovia. Uno de esos caminos es la calzada romana que la Comunidad de Madrid acaba de recuperar.
La calzada romana de la Fuenfría, declarada Bien de Interés Cultural en 1981, es tan sólo un tramo de diez kilómetros y medio de la denominada Vía XXIV del Itinerario de Antonino, un camino que unía Emerita Augusta (Mérida) y Caesar Augusta (Zaragoza).

El tramo que discurre por el término municipal de Cercedilla y que data del siglo I d.C. venía de Segovia y seguía hacia Los Molinos, Collado Mediano, Alpedrete y
Galapagar. A partir de ahí continuaba hasta Titulcia, aunque se desconoce cuál era el trazado exacto.
Pero no es la única vía que pasa por este valle de la Fuenfría que "tiene una gran riqueza de caminos históricos", asegura el arqueólogo y director científico de los trabajos, Germán Rodríguez. Y es que en esta zona se encuentran también el Camino Viejo a Segovia, la vía borbónica, el camino Schmid y la carretera de la República.
Precisamente durante mucho tiempo, la calzada romana se confundió con la vía borbónica, un camino que usaban los Borbones en el siglo XVIII para ir a la Granja de San Ildefonso. "Nos dimos cuenta de que no podía ser romano por la pendiente que tenía. Las calzadas romanas solo tienen un 10 por ciento de pendiente, pero la vía borbónica tenía un 25 por ciento. Tras hacer unas catas vimos qué parte era romana porque aparecieron materiales de la época", señala Rodríguez.

Y es que los romamos cuidaban de sus calzadas y reparaban los posibles baches con materiales que tuvieran a mano. Así, "se han encontrado platos y otros materiales cerámicos que emplearon para reparar los baches", advierte el arqueólogo. Gracias a estos hallazgos, se ha podido saber que la calzada se usó hasta el siglo IV.
Si algo destaca de esta calzada es que no es la típica calzada que todos podríamos tener en mente con su enlosado. Los romanos construían este tipo de carreteras, que discurren fuera de las ciudades y en este caso, por montaña, de una forma diferente. Llevaban piedras y tierra para un mejor discurrir de los carros y los animales. Además, poseía unos márgenes que marcan el límite de la vía y que además, canalizaban el agua de la zona.
La calzada ya es visitable
En la primera fase de la recuperación de los dos primeros tramos de la calzada, la Comunidad de Madrid ha invertido 86.785 euros. Durante fase se han hecho distintas labores como limpieza, poda y tala de vegetación, acondicionamiento de los encuentros con otras vías, solución de problemas de drenaje y de escorrentía de agua.
Además, se han instalado hitos -señales- para ponerla en valor. "Este plan de recuperación de la calzada romana forma parte del Plan de Yacimientos Visitables de la Comunidad de Madrid", afirma el director general de Patrimonio Histórico, José Luis Martínez-Almeida.

Pero los trabajos de recuperación no terminan en esos dos tramos. Ahora la Comunidad de Madrid trabaja en los tramos III, IV, V, VI y VII de la calzada romana -desde su encuentro con el Camino Viejo a Segovia hasta el Centro de Educación Ambiental Las Dehesas-, unas actuaciones que cuentan con un presupuesto que asciende a 577.088 euros con cargo al uno por ciento cultural del Ministerio de Fomento y que permitirán recuperar cinco kilómetros más de calzada.