El doctor
Pedro Cavadas, que dirigió la operación, lamentó profundamente
"la violación a la intimidad" que se ha producido al difundir datos del donante y señaló al respecto:
"Decir que su familia está molesta es un eufemismo y me consta que está preparando acciones legales". Al respecto, advirtió que dar a conocer estos datos puede
"perjudicar" al programa excepcional nacional de trasplantes.
También dice que es triste que se haya tenido que poner dos guardias de seguridad en la puerta de receptor para preservar su anonimato.
También se ha extendido esta indignación a la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). Su jefe del servicio médico,
Gregorio Garrido, considera que
"no es momento para buscar responsables", pero habrá una denuncia por parte de los familiares del donante tras la filtración de sus datos.
"Entiendo que la familia (del donante) esté dolida porque se haya vulnerado su intimidad, pero la solución ahora no es buscar responsables por la vía judicial", ha declarado Garrido, y dijo que es
"un caso excepcional, que no se va a volver a producir".
También ha explicado que el hospital del donante es el único que posee los datos de su identidad, al igual que en el caso del centro al que acude el receptor, y la ONT
"se limita a ponerlos en contacto".
La Ley de trasplantes garantiza el anonimato de los implicados en el proceso de donación, es decir,
"la familia del donante dona los órganos sin saber para quién lo hace y a la familia del receptor le ocurre lo mismo, no sabe de quién proviene", ha aclarado Garrido.
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