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La Diada, Pozuelo, Chávez y Belén Esteban

La Diada, Pozuelo, Chávez y Belén Esteban

sábado 12 de septiembre de 2009, 13:21h
   La celebración de la Diada en Barcelona, la celebración de las fiestas de Pozuelo, y la presencia de Hugo Chávez en Madrid, fueron tres acontecimientos que en la tarde del viernes merecieron atenciones policiales extraordinarias, para que no se soliviantaran algunos ánimos y se llegara a extremos imaginables o a su repetición. En Barcelona, en efecto, como ya había ocurrido en ocasiones anteriores, "la Díada" terminó con la quema de una bandera española y otra francesa por parte de cuatro encapuchados que se supone que eran independentistas de los que en otro tiempo estarían militando en Terra Lliure. Posiblemente ahora, también lo hagan, porque los vivas a la organización terrorista-independentista volvieron a escucharse como hace años. Es posible que la larguísima espera de la sentencia sobre el Estatut catalán esté excitando los ánimos de algunos catalanistas más de lo conveniente. Y ahí tenemos al presidente del Barsa, a la cabeza de las manifestaciones de quienes reclaman un Estado catalán, como el obtenido por algunas viejas regiones de la extinguida Yugoslavia de Tito.

   Pozuelo era un segundo punto caliente, en la tarde y noche del viernes, tras los incidentes de la semana anterior, protagonizados por varios millares de chavales "con un par de copas demás" y deseosos de dar tienda suelta a sus deseos de "quemar el pueblo". Esta vez, las prevenciones que adoptaron las fuerzas policiales impidieron desórdenes, aunque no totalmente escenas de botellón, en algunos puntos de la localidad. Resulta evidente que el botellón se ha convertido en forma de protesta y de alterar el orden ciudadano. Y las autoridades locales parecen haberlo advertido demasiado tarde, tras normas permisivas de meses y años anteriores. Cuando se ha querido cortar la costumbre, los chavales se han resistido por considerarlo ya un derecho adquirido.

   En tercer punto caliente lo protagonizó la visita de Hugo Chávez, presidente bolivariano de Venezuela. Chávez, que se reunió con Zapatero y con el Rey, también tuvo oportunidad de comprobar que su nombre y su presencia dividen a la opinión pública, pero que logra que una multitud de vociferantes le escolten por donde acude. Venezolanos en el exilio, colombianos que se creen enemigos del populista del país vecino, y extra derecha española, todos coinciden en insultar al "caudillo" Chávez, un ex militar golpista que lleva diez años ejerciendo la presidencia de un país rico, ganando en sucesivas consultas electorales. Uno de sus pecados es el deseo de permanencia en el poder sin tope alguno, y también para lograrlo ha acudido a las urnas y a los muchos venezolanos que le reverencian. La visita a España coincidió esta vez con el descubrimiento de una importantísima  bolsa de gas en cuya explotación participará Repsol.

   En rigor, aún hubo otro personaje que suscitó en la tarde noche altísimos niveles de confrontación pública: Belén Esteban y la acusación-sugerencia de que somete a su hija Andreíta a niveles excesivos de "popularidad" y presencia en los medios informativos. En un par de cadenas televisivas, a lo largo del día, no se hablaba de otra cosa: Belén y su extraña familia, y los belenistas y antibelenistas que aplauden o abuchean a la "estrella mediática" y la decisión del defensor del menor madrileño.
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