El PP tiene un problema. Bueno, en realidad tiene muchos problemas por más que en la última encuesta del CIS los encuestados no parezcan excesivamente preocupados por la corrupción. Pero la corrupción termina pasando factura tarde o temprano por más que en el PP crean que ahora mismo la sociedad está demasiado preocupada por la crisis como para distraerse con otros asuntos.
Por lo pronto, el caso Gürtel ha puesto de manifiesto que en el PP no es oro todo lo que reluce, que en su seno hay indeseables como en todas partes y que mientras sus dirigentes hablan de austeridad, honradez, etc, etc, etc, algunos de los suyos estaban haciendo un negocio redondo en propio beneficio.
También ha dejado en evidencia a
Mariano Rajoy, que ha actuado tarde y sobre todo que no ha sido capaz de cortar de raíz el problema. Porque nadie se cree que
Ricardo Costa sea el único responsable del caso Gürtel, más bien es un cabeza de turco, responsabilidades aparte.
El problema de Rajoy es que ha defendido a
Camps más allá de lo que la prudencia, en vista de las evidencias, aconsejaban y el presidente valenciano está hoy, ante la opinión pública, bastante chamuscado y es un político que ha perdido credibilidad. Sí, ya sé que en el PP aseguran que Camps continúa teniendo apoyo popular, pero eso está por ver en las próximas elecciones.
Puestos a meter la pata, la han metido y de qué manera, Camps al nombrar a
Cesar Augusto Asencio como nuevo secretario general del PP del País Valenciano, y Rajoy por consentírselo. Ha negado el Holocausto y ha escrito algunas barbaridades sobre los judíos que parecen escritas por algún fanático nazi.
Todo el mundo tiene derecho a evolucionar, a cambiar de opinión, a rectificar, sin duda, pero convendrán conmigo que más allá de la supuesta evolución de Asencio, no es el hombre idóneo para un momento en el que PP tiene el techo de cristal.
Los "marianistas" intentan convencer a quienes les escuchan que su "jefe" ha actuado con prudencia y contundencia, pero no logran que nadie les compre la mercancía. Saben, estos días en el PP cunde el desánimo y no es para menos, porque aún hay mucho caso Gürtel por delante.