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Europa, en el ojo del huracán

Europa, en el ojo del huracán

sábado 09 de enero de 2010, 17:43h
Se comprende la dureza de las opiniones de Financial Times y The Economist. Es inquietante la situación de que, puesto que toca a España el turno de presidencia de la UE, el responsable de la inacción de nuestro país  frente a la terrible crisis económica que atravesamos se vaya a convertir en la imagen del semestre recién iniciado de la UE. No cabe ofenderse porque, respecto a Rodríguez Zapatero, cosas peores se dicen y se escuchan en casi cualquier ambiente financiero o empresarial de nuestro país. La ventaja de un personaje tan inverosímil como Rodríguez Zapatero –el que creía que era posible negociar con ETA, el adalid de la “alianza de civilizaciones” con la barbarie radical islámica, el convencido de que la economía se maneja como la política, a golpe de propaganda, y que con los empresarios mejor ni hablar porque son aves de rapiña–  es que cualquier cosa, por inverosímil que sea, puede decirse.

¿No acaba de afirmar acaso el todavía presidente del Gobierno de España, que nuestro país se acerca a la salida de la crisis “si es que no hemos salido ya”? ¿Pero de qué extraordinarias fuentes bebe este hombre que le hacen tan hermético a los datos de la realidad? En esta situación, tan manifiestamente descriptible, no pueden ya sorprendernos anécdotas como la sucedida este último viernes en una multitudinaria cena navideña, a la que asistían numerosos empresarios, altos profesionales e incluso buen número de funcionarios públicos de postín, en uno de los rascacielos emblemáticos de la capital.

Desolado por la incapacidad de respuesta del PP a la desastrosa gestión del actual Gobierno, uno de los asistentes, empresario de gran relieve no ya nacional sino incluso en el ámbito europeo e internacional, cedió a la desesperación, y puesto en pie, y tras reclamar la atención de los centenares de empresarios y altos profesionales allí reunidos, levantó la copa navideña y se desahogó con su conocida voz de barítono: “¡Vuelve, José María, que te perdonamos!”, en obvia referencia al anterior y hasta hace poco detestado ex-presidente José María Aznar. Así se están poniendo las cosas y el ambiente en la capital del Estado. Es evidente que nuestro país vive un auténtico “invierno del descontento” cuando, al margen de la inacción de un Gobierno sólo dedicado al disfrute de las prebendas del poder, aislado de la opinión pública y socialmente estanco a la realidad, todo se desmorona, las empresas cierran en gran número y lo harán más aún en los próximos meses, el desempleo alcanza cotas sin precedentes y España es ya generalmente reconocida como “el enfermo de Europa”.

Cierto que Catalunya, Euskadi, Galicia y Canarias sufrirán más que la media nacional este desmoronamiento histórico, pero el dato, con ser terrible, no es significativo, porque es el país entero el que se hunde en la dramática ausencia de una política económica, mejor, buena o mala, pero alguna. En este escenario dramático, casi trágico ¿qué hace la oposición? Pues ya se sabe: ni está, ni se la espera.

Se dice que todas las comparaciones son odiosas, pero es innegable que algunas lo son más que otras. Ahí está por ejemplo, impasible el ademán, Rodríguez Zapatero reivindicando su derecho a dar recetas para la recuperación de la economía y el empleo en Europa, mientras España, en gran parte por la manifiesta incapacidad de gestión del actual presidente, es reconocida por todos como “el enfermo de Europa”. Que no falte la frasecita ingeniosa: “Es como si el Reino Unido no pudiera hablar del sistema financiero por el shock que ha sufrido la City”. Y se quedó tan ancho. Al margen de quien sea el autor digamos intelectual de tan penoso brochazo de pseudo-argumento, es inevitable el bochorno por que se haya pronunciado públicamente y en un acto de relieve.

Reconoce ¡qué menos! Rodríguez Zapatero que será Van Rompuy quien conteste al teléfono en nombre de la Unión Europea, pero conocida la afición mediática y al protagonismo de nuestro presidente del Gobierno ¡qué vía crucis le espera al designado presidente del Consejo, el belga Van Rompuy, mientras se elabora la llamada Estrategia 2020, esto es, el nuevo modelo de crecimiento europeo que deberá aprobarse antes del próximo verano!

Y sin embargo, aún a pesar de esta tragedia política interna que supone la permanencia en el poder del Estado y en la dirección de un partido tan importante y necesario como el PSOE, de un personaje tan inverosímil como Rodríguez Zapatero, España debe estar y demostrarse este semestre de presidencia europea a la altura que merece nuestra trayectoria histórica. Al final del final, de esto y nada menos que de esto se trata. La Unión Europea fue el gran proyecto histórico del último siglo, y llevar el proyecto de la Unión Europea a sus máximas cotas de realización, esto es, de libertades y bienestar, es el compromiso de todos los europeos, del norte al sur, del este al oeste, en este siglo por el que discurrimos.

Fieles a la consolidación de nuestra todavía joven democracia, los españoles podemos, incluso debemos, permitirnos un Gobierno tan inverosímil como el que padecemos desde 2004 ¿pero tenemos derecho a exportar a Europa esta broma? Sería deseable no hacerlo, pero es lo que hay. Lo que las urnas han establecido, hay que asumirlo, por mucho que reflexionemos sobre cómo pudo suceder esto y obligados socialmente, desde luego, a corregir las causas para reconducir los resultados. 
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