La Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador ha entrado en otra etapa de su vida política. ¿Lo hace para disputar el ‘poder’ al actual Gobierno?
¿Se propone cogobernar y con ello generar otros espacios de conquista? Tal como se lee la resolución de la Asamblea de Ambato de la organización indígena la plataforma reivindicativa no fue lo medular del encuentro sino retarse con el actual proceso encabezado por el presidente Rafael Correa.
En esta nueva etapa la dirigencia indígena propone una desobediencia general y un desconocimiento de la institucionalidad del Estado. Si eso se concreta, ¿qué propuesta política y social van a tener los dirigentes para sus organizados en la Amazonía, principalmente? Además, ¿van a cerrar el paso a los actuales pozos petroleros? ¿Van a bloquear todo tipo de control policial y militar en zonas de alta tensión y de disputa de territorios entre algunos pueblos y donde también ingresan elementos de las FARC? ¿Los dirigentes impondrán su propia justicia?
La Conaie agotó el diálogo porque no se recogía lo que ella quería, cierto. En una negociación no se obtiene ni se pierde todo. Una negociación es entre dos actores y cada uno responde por su parte. ¿Las bases de la Conaie podrían pensar que su dirigencia fue incapaz de conquistar lo que propusieron y que con el llamado a las movilizaciones, levantamiento y desobediencia civil provocan mayores penurias a sus comunidades?
Desde el Gobierno corresponde hacer una propuesta política para los pueblos y nacionalidades que sea la base de nuevas negociaciones, en el mismo nivel que pone la Confederación: la disputa del poder. Y también una mayor comprensión de sus autoridades del ‘fenómeno’ Amazonía, donde prevalecen conflictos y lógicas que requieren un abordaje inteligente y abierto para fundar esa propuesta política y dar salida a la pobreza, a la inequidad y al racismo.