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OPINIÓN/ Victor GIJÓN

El precio del silencio en Las Llamas

El precio del silencio en Las Llamas

jueves 03 de mayo de 2007, 20:22h
Ni los sondeos de opinión ni los retos entre candidatos logran concitar la atención de los electores potenciales, que somos todos los cántabros. Ni me parece mal ni bien, es comprensible. Lo que ya me parece menos entendible es el silencio que rodea al aumento de casi un 40% del coste de las obras del Parque de la Vaguada de Las Llamas.
Y estamos hablando de las cifras oficiales, que, seguro, otra cosa serán las reales, que sólo conoceremos cuando pasen las elecciones. De una obra adjudicada en 22 millones de euros, hemos pasado a una obra con un coste añadido de 8,8 millones.

¿Para qué y por qué? Para obras complementarias y porque así lo han pedido vecinos, ecologistas, etcétera. Esa es, al menos, la explicación del candidato del PP a la alcaldía de Santander, Iñigo De la Serna.

Desconozco si los vecinos, etcétera han pedido que el ayuntamiento se gasta casi 1.500 millones de pesetas más en el parque. Pero allá ellos con su silencio. Pero que se diga que ese gasto añadido es para tuberías, pasarelas y árboles autóctonos es, como poco, una tomadura de pelo.

De la Serna parece haber aprendido las maneras del actual alcalde, Gonzalo Piñeiro, que justificó uno de los desorbitados sobre costes del Palacio de Exposiciones porque en el proyecto inicial no estaban incluidas las ventanas.

Digo yo a que usted, amigo amiga lectora, y a mi mismo nos viene el constructor con una factura añadida por la colocación de ventanas, por olvido en el proyecto inicial, y les mandamos los abogados de Legalitas. Pero con el dinero público cualquier excentricidad y dispendio es posible.

En todo caso y aprovechando que De la Serna, muy digno, se lamenta de que el Gobierno regional que prometió pagar la mitad de la obra no haya librado aún esos fondos, propongo que se abra un debate para decidir si el doble a abonar por la consejería de Medio Ambiente debe ser sobre el precio del proyecto original o incluir los cambios propuestos por el candidato del PP, para cuya implementación no parece que haya contado ni con el consejo, ni con la opinión, ni con el consenso de la consejería.

Lo prometido es deuda, sin duda, pero las alegrías que las pague quien las propone. Sin que ello suponga que no pidamos cuentas por ello. Políticas y en las urnas.
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