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¿Yasuní o petróleo?

¿Yasuní o petróleo?

lunes 12 de abril de 2010, 17:17h
Todos en el país tenemos presente el rompimiento que se produjo al interior del Gobierno por las discrepancias entre los grupos que tienen una visión sobre lo que deben ser las políticas y objetivos nacionales a mediano y largo plazo y aquellos otros círculos de poder a los cuales lo único que les interesa son los resultados inmediatos de sus decisiones y acciones. Así, mientras en la Asamblea Constituyente su primer presidente, Alberto Acosta, consideró que la aprobación del texto constitucional debía ser sometido a un debate interno y a un tiempo mínimo de reflexión nacional, el presidente Correa y sus más cercanos colaboradores consideraron que no había tiempo que perder y que debía ser aprobado inmediatamente. Ante ello, Acosta tuvo que "dar un paso al costado" para que condujera la Asamblea Constituyente el arquitecto Cordero e impulsara la aprobación de textos por parte de sus alzamanos.

Posteriormente, se han dado otras manifestaciones de inmediatismo populista cuando se desmanteló el Feirep, que era un fondo de estabilización petrolera que buscaba entre otros objetivos que en tiempos de vacas gordas guardemos algo para cuando lleguen épocas de vacas flacas y se pudiera cumplir con obligaciones. Otra demostración de esa actitud demagógica fue la devolución de los fondos de reserva depositados en el IESS, decisión que no tomó en cuenta que el fondo de reserva es un mecanismo de ahorro forzado para que el trabajador lo pueda utilizar cuando verdaderamente lo necesite. ¿Y... si se los gastaron ya?

Un grave rompimiento se produjo con sectores aliados que se sienten engañados por el Régimen. Cuando ellos creían compartir visiones de protección ecologista y ambiental, luego se estrellaron ante la necesidad gubernamental de tener más dinero para pagar los inmensos gastos burocráticos creados, para lo cual se decidió explotar más recursos naturales, petróleo y minas. Priorizar soluciones coyunturales para satisfacer necesidades de la actual generación son políticas necesarias para asegurar popularidad, pero si para eso se sacrifica la seguridad económica de las futuras generaciones, se incurre en lo que técnica, social y académicamente se conoce como irresponsabilidad asincrónica. Luego de que algunas comisiones desarrollaron un gran trabajo para convencer al mundo de que el Gobierno ecuatoriano estaba dispuesto a preservar zonas de selva a cambio de que se nos compense económicamente por ese sacrificio, sorpresivamente el presidente Correa acaba de hacer una declaración pública de que en medio de tantas necesidades de nuestro pueblo, no podemos dejar tantos recursos bajo tierra. Entonces, en qué quedamos. ¿Yasuní… o petróleo?

valvarez@hoy.com.ec
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