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Opinión

A la inmensa mayoría

A la inmensa mayoría

miércoles 21 de abril de 2010, 12:30h

Tras la aprobación por parte de la Liga de Fútbol Profesional del convenio de coordinación con la Real Federación Española de Fútbol, abriendo la veda a la celebración y consecuente televisado —previo pago— de partidos de Primera y Segunda división cada lunes y viernes, respectivamente, el balompié, como disciplina mediática, ha aumentado su posición de privilegio —ya de por sí ostensible— dentro del escalafón de contenidos que conforman la agenda mediática. En la era de la globalización, en la sociedad de la imperante economía de mercado, la equiparación de las palabras “deporte” y “fútbol” ha hecho que ambas lleguen a confundirse, relegando a un segundo plano el pluralismo deportivo y, por ende, social. La minoría no importa en este juego de intereses articulados; y no lo hace porque esté acallada en esa espiral silenciosa de la que teorizara Noelle-Neumann, más bien por la falta de beneficios que reportan a unas estructuras de poder camufladas tras los grandes grupos mediáticos. Pues parece que cuando Birrell y Loy, allá por finales de la década de los años setenta del pasado siglo, hablaran de cuatro funciones básicas en torno a toda información deportiva (a saber: informativa, integrativa, afectiva y de escape), obviaron una decisiva: la mercantil.

 

Dato paralelo a tener en cuenta: según un estudio realizado conjuntamente por el Instituto de Estudios Sociales Avanzados de Andalucía y la Universidad tinerfeña de La Laguna, más de la mitad de las informaciones que aparecen en prensa deportiva versan sobre eventos, actividades, premios y celebraciones. Desde una lógica empírica, no es difícil inferir el porqué: las noticias acerca de eventos y actividades responden a los intereses de empresas que tienen puesto mucho dinero detrás del deporte en cuestión, mientras que las de premios y celebraciones tienden, entre otras muchas cosas, a legitimar las políticas públicas. Así, el mercantilismo se imbrica con lo noticioso para originar un producto pseudo-informativo (información encubierta versus economía descubierta).

 

La presencia de pequeños bloques temáticos sobre deportes minoritarios en medios de comunicación no es más que es una mera mascarada de intereses, sobre todo locales. El conocido como “horizonte deportivo radical”, en cuyo seno engloba, entre otros, deportes de aventura y riesgo (en contraposición al “horizonte central”, al que pertenece el fútbol), posee unas características poco atractivas, económicamente hablando, para los llamados mass media y “sus” empresas: sociedades paritarias, gran individualismo, cuasi marginalidad en su práctica y una falta de institucionalización en la gran mayoría de los casos. De ellos se dicen muchas cosas, entre ellas que generan un egoísmo per se, ya que, al no contar con apenas difusión mediática, sólo producen un sentimiento de autosatisfacción para quienes los practican, y al parecer seguirá siendo de este modo mientras información y economía permanezcan fundidas en un mercado único, destinado al “amparo” de la inmensa mayoría.

Por José Iglesias

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