A falta de sólo un debate -el del próximo jueves- y con la experiencia del de la semana pasada, que dio como claro vencedor al ascendente Nick Clegg, los tres líderes mantuvieron un diálogo fluido orquestado por el moderador y empujado por las preguntas del público presente en la sala de Bristol donde se celebró el acto.
Una de las preguntas planteó de forma directa qué ocurriría si ninguno de los partidos logra la mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes, algo inédito en los comicios recientes, pero más que posible a tenor de los últimos sondeos.
Cameron anticipó que, en ese caso, a todas las formaciones les corresponde ser "responsables" y trabajar por "el mejor Gobierno posible para el país". El líder 'tory' dijo que esta situación no sería buena para Reino Unido en la medida en que no crea un Ejecutivo fuerte para adoptar "decisiones difíciles".
Clegg renunció a hablar de que ocurriría un "Apocalipsis" si ningún partido logra una mayoría suficiente y no vio nada grave en que las distintas partes trabajen juntas. De hecho, si se cumplen los sondeos, los liberaldemócratas podrían tener la llave que dé el poder a conservadores o laboristas, especialmente tras el auge experimentado a causa del efecto Clegg generado en el primer debate.
Brown señaló que durante sus años en Downing Street siempre ha sido partidario de pedir ayuda a la oposición pero criticó, por ejemplo, que las veces en que ha recurrido a los conservadores, especialmente en los últimos meses por cuestiones económicas, su respuesta haya sido instarle a retirar los planes de estímulo aprobados.
Por otra parte, los candidatos británicos arrastran el descrédito generado en la clase política por el escándalo de los gastos desatado en el Parlamento y los tres líderes defendieron que, quien incumpla las normas, sea apartado del cargo. Clegg jugó la baza de que es un escándalo que afecta a los dos grandes partidos, pero Cameron pidió que nadie se ponga "en un pedestal" en este tema.