Durante la presentación en Madrid de la campaña 'Descubre Cantabria Infinita', Revilla explicó que "ya han pasado 10 días" desde que Zapatero se comprometió a llamarle y dijo que espera que, tras el viaje que el presidente está realizando a Brasil, le llame para dar "explicaciones convincentes" en aras de que "la obra adjudicada siga adelante".
"Nosotros no vamos a elecciones generales, no pedimos, como se pide en el Congreso de los Diputados cada vez que hay unos presupuestos y hacen falta tres votos, miles de millones. No. Queremos un AVE como todos los de España, que están acabados o en obras", aseveró, al tiempo que consideró inaceptable la sugerencia de ir a Madrid "por Bilbao". "Eso es terrible y no lo vamos a aceptar", apuntó.
Revilla, que admitió que durante sus últimos gobiernos ha "dado jabón" al Ejecutivo, llegando incluso a ser "un pelota", remarcó que el AVE es "innegociable" y que espera "llegar a una solución" cuando hable con Zapatero. Asimismo refirió que desde Cantabria no se está pidiendo "nada especial". "En el 95 firmamos el pacto de la Autovía de la Meseta con el PP y lo cumplieron. Y ahora con el PSOE el compromiso del AVE y no lo hacen", criticó antes de preguntarse qué sentido tiene que el PRC o el PSOE se mantengan en el pacto de Gobierno.
Castigo por ser conflictivos
A este respecto, defendió que "ser una Comunidad Autónoma con 590.000 cántabros que se sienten orgullosos de ser españoles, que no crea problemas del 'Estatut'" y tampoco "conflictos indentitarios, no puede tener un castigo", porque "a lo mejor entonces me tendría que plantear hacer otro tipo de política". "Venir a Madrid y estar todo el día denunciando", dijo.
De esta forma, el presidente cántabro señaló que parece "poco rentable" mantener una región "no conflictiva", además de que, con su decisión, el Gobierno "da un palo" a Cantabria que "no es merecido", porque "yo no he visto que hayan anulado ninguna adjudicación". "Es una miseria adjudicar una obra que, en caso de no hacerse" supondría "indemnizar al contratista con un 10 por ciento del valor de la obra", expuso.
"No es cuestión de venir aquí insultándoles", indicó Revilla, que reconoció haber acabado "muy mal" con el ministro de Fomento, José Blanco, y haber mantenido "discusiones telefónicas muy duras". "Ahora -dijo en referencia al AVE- yo lo dejo en manos de Zapatero". No obstante, se posicionó y dejó claro que él es solidario, puesto que "si me dicen que la obra se tiene que atrasar un año, pues de acuerdo, pero lo que no se puede aceptar es que digan que no se hace. Si hay un problema financiero ya buscaríamos la fórmula", apostilló.
"Menos mal" que se ha aprobado el recorte
Preguntado por la aprobación, esta mediodía en el Congreso y por un voto, del Real Decreto presentado la semana pasada por el Gobierno, Revilla lanzó un "menos mal", aunque lo consideró "más o menos pactado". Y en este sentido señaló que lo único que no entiende es que, en una situación de crisis como la actual, "la oposición sea la única en Europa que no arrime el hombro ante una emergencia nacional".
"Cierto que el señor Zapatero no vio venir la crisis hasta que ésta ya estaba encima, que no han tenido la agilidad mental de prever una cosa que anunciábamos todos los que conocemos algo de economía, pero una vez reconocida la metedura de pata, la oposición tiene que hacer un esfuerzo como ocurre en otros países", valoró.
En este sentido, opinó que, "desde luego, si uno dice no a una cosa" lo que hay que hacer es "salir con un papel" y dar una alternativa, porque, según consideró, "solo hay dos maneras de salir de esta crisis: reducir gastos e incrementar ingresos para reducir el déficit". "No hace falta estudiar Económicas, eso lo sabe hasta un niño en la escuela", aseguró.
Entonces, "estamos esperando a que la oposición diga por qué no ha aprobado esto" y apunte otra manera de solucionar la situación, dijo Revilla, que refirió que "la demagogia de quitar tres consejeros, tres coches y cuatro secretarias, no reduce el déficit del 11 al 3 por ciento", mostrándose asimismo preocupado por el ejemplo de "política caínita" que está ofreciendo España.
"La oposición está viendo que la pera está a punto de caer y está con la boca abierta para cogerla, cuando ahora, los españoles, lo que agradecerían profundamente es que, ante una emergencia, los dos grandes partidos, e incluso los más pequeños, estén unidos en determinados temas para dar a los españoles algo de aliento ante la emergencia", apuntó.