Este jueves, El Economista publica con gran despliegue tipográfico (la mitad de su portada y cuatro páginas enteras, de la 6 a la 9) una amplia información sobre las actividades de Carlos Arenillas y las presuntas irregularidades en las que supuestamente ha incurrido. Por ejemplo, que la productora Story Board, de la que formaba parte, “cobró subvenciones cuando él ya estaba en la CNMV”. Y efectivamente, Arenillas entró en su Consejo de Administración el 26 de julio de 2002, según datos del Registro Mercantil que maneja este periódico, y cesó como consejero el 14 de marzo de 2005, cuando ya era vicepresidente de la CNMV desde el 10 de octubre de 2004. He aquí la presunta irregularidad, puesto que la Ley de Incompatibilidades dice textualmente en su artículo 2 que “los altos cargos ejercerán sus funciones con dedicación absoluta y no podrán compatibilizar su actividad con el desempeño, por sí, o mediante sustitución o apoderamiento, de cualquier otro puesto, cargo, representación, profesión o actividad, sedan de carácter público o privado, por cuenta propia o ajena, y, asimismo, tampoco podrán percibir otra remuneración con cargo a los presupuestos de las Administraciones Públicas o de una actividad privada”.
Arenillas redujo su participación accionarial en Story Board al 9% cuando fue nombrado vicepresidente de la CNMV. Cumplió así el requisito de tener un máximo legal del 10% en sociedades.
Story Board es una productora creada en 1990 por el escritor Jorge Martínez Reverte y el fallecido Mario Onaindía y recibió, según El Economista, subvenciones por valor de 96.000 euros para la realización de un documental sobre la vida del poeta Dionisio Ridruejo, “La forja de un demócrata”, que emitió La 2 de TVE en otoño de 2005. La actividad de la empresa entre 2000 y 2004 había sido “prácticamente nula”, según ha declarado Martínez Reverte al mencionado periódico económico. Hizo una película, “Un perro llamado dolor”, que fue proyectada en el Festival de Cine de San Sebastián, quedó finalista en los Premios Goya a la mejor película de animación en 2002 y fracasó en taquilla hasta el punto de que “casi nos llevó a la ruina”, según Martínez Reverte.
Y ésta es la clave de toda la información de El Economista, que da una relación de accionistas de la productora entre los que se encuentran, además de Martínez Reverte (2.250 acciones) y el propio Arenillas (4.500 títulos), otros mayoritarios como Agapito Ramos (9.500 acciones) o Mava Real (7.200), además de otros minoritarios con paquetes de 500 a 1.000 acciones cada uno que, en realidad, no tienen trato ni vinculación alguna con Arenillas. También dice que el cantante Luis Eduardo Aute figura en el Consejo de Administración también, pero sin participación accionarial alguna.