www.diariocritico.com
De miedos y fantasmas

De miedos y fantasmas

martes 02 de noviembre de 2010, 19:02h

Los coletazos del 30-S cada día se hacen sentir con mayor intensidad; las evidencias de que no hubo intento de golpe de estado, de querer asesinar al presidente y que estuvo secuestrado, se van desvaneciendo y clarificando poco a poco, por más que el gobierno trate a todo trance de ocultar la verdad.

La prensa nacional y extranjera ha ido revelando hechos que aparentemente estaban ocultos; declaraciones de altos funcionarios del mismo gobierno que desdicen de las afirmaciones del presidente; el caso más patético es el del director del hospital de la policía -importante escenario de los acontecimientos- que hizo declaraciones a la CNN en que narraba los hechos suscitados al interior de ese centro médico, entre otras cosas señaló que el Jefe de Estado no estuvo secuestrado; el presidente, en el monólogo sabatino del 23 de octubre, en forma insólita arremetió en contra del director del hospital acusándolo de haberlo desmentido; lo hizo de una forma que me recordó aquellos tiempos del huasipungo, de la relación autoritaria y servil entre el patrón y el peón de hacienda; de aquellos tiempos del manejo abusivo del mando militar  en los cuarteles, en donde las órdenes y afirmaciones del jefe eran infalibles.

“Ni sé el nombre de este tipejo, pero que sepa con quién se está metiendo: soy el Presidente de la República ¡pedazo de majadero!... Tú eres mi subalterno y no puedes estar tratando de hacer quedar como mentiroso a quien es tu jefe”; luego lo acusó de conspirador y ordenó su relevo del hospital e incluso su separación del servicio activo. Se entiende que los policías y militares tienen leyes y reglamentos  que rigen su vida institucional; la misma constitución en su Art. 160, dice: “Los miembros de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional estarán sujetos a las leyes especificas que regulan sus derechos y obligaciones (…). “Los miembros de las Fuerzas Armadas sólo podrán ser privados de sus grados, pensiones, condecoraciones y reconocimientos por las causas establecidas en dichas leyes…”  ¿Acaso el Presidente en un arranque emocional puede por sí y ante sí ordenar la separación del servicio activo de un miembro de las FF.AA. o de la Policía? ¿Acaso tiene poderes omnímodos? ¿Dónde está el debido proceso y el respeto a la Constitución, a las leyes y reglamentos militares y policiales?

Vale la pena transcribir un fragmento del artículo de César Ricaurte “Miedos y control”, publicado en el diario Hoy: “Mientras los medios privados pudieron transmitir, el Gobierno no organizó ninguna estrategia para transmitir su versión de los hechos. En situaciones como éstas lo que se hace es centralizar la producción de información, explicar la situación a editores y directores, tener voceros que se puedan entrevistar rápidamente, activar todos los puentes comunicacionales. Nada de eso apareció durante el día, solo afloró el miedo a no tener el control y, por eso, con toda la ligereza legal y formal del caso, obligaron a reproducir la improvisada transmisión oficial y, con ello, cortar los derechos constitucionales de los ecuatorianos fijados por la misma revolución ciudadana en Montecristi”.

Por último, recordemos como lo describe al autoritario el escritor británico Norman Dixón: “El autoritario conserva alta su moral silbando en la oscuridad. Es un niño asustado vestido con una armadura de gigante. Su mente es una puerta cerrada y lacrada para aquello que más teme en el mundo: él mismo”.

El temor a que se conozca la verdad produce miedo y hace ver fantasmas.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios