Todo un ala de columnistas y blogueros

Llaman ‘síndrome de La Moncloa’ a la metamorfosis que los políticos operan cuando llegan al poder. Pareciera que en aquel viejo palacete madrileño habita un ‘virus’ que produce en los residentes una megalomanía progresiva: todos llegan humildes y acaban endiosados.

Algo debe tener el poder o algo se debe experimentar cuando te mueves en sus habitáculos. En Castilla y León, sin ir más lejos, hay un departamento en la Administración autonómica,  próximo a donde se corta el bacalao, donde debe haber un germen que afecta a los directores. Además de mostrarse altivos les produce verdaderas borracheras de saber. Y lo peor de todo es que el ‘bichito’ les obliga a echarlo fuera, a exponer su recién estrenada sabiduría, a escribirlo.

Lo curioso es que el departamento en teoría debería estar plagado de negros literarios, de esos escritores que escriben sin firma para otros, en este caso, presidentes, consejeros… Pero ellos, los que gobiernan el departamento, caen en la tentación de escribir, de firmar y pecar de ‘periodicidad’. Es decir, se convierten desde la Administración en columnistas o en blogueros de un medio.

Los más mayores recordarán a aquel alto cargo que en las postrimerías de su mandato escribía sendas columnas semanales en el diario de su provincia de origen. Creo que el título de la sección era “Cuaderno de bitácora”. Recodarán aquella joya que decía: “tengo una amiga que se llama María Jesús y es…”. Pues bien el síndrome de la escritura se ha apoderado del actual director de ese departamento y, además de conferenciante, se ha transformado en bloguero.

Después de leer a ambos sabemos por qué a ese departamento ya no le piden que ejerza de negro literario. Y nuestros avezados lectores ya se habrán dado cuenta en qué ala está el tal departamento.