OPINION/ Victor Gijón
viernes 01 de junio de 2007, 18:29h
Me mojaré aunque nadie me lo haya pedido. Estoy claramente a favor de la reedición del pacto PSOE-PRC en el Gobierno de Cantabria. No hay ni un solo dato, ningún indicar económico o social que ponga peros a lo logrado durante los últimos cuatro años.
Se podría haber hecho más. Sin duda. Que hay que renovar personas y cambiar actitudes. Por supuesto. Pero el balance para Cantabria, para los ciudadanos y ciudadanas de esta región, ha sido muy positivo, aunque no, desde el punto de vista electoral, para uno de los integrantes del bipartito.
Es un hecho que plantea algunas interrogantes sobre el cómo y el por qué de que del trabajo bien hecho en el Gobierno se desprenda la entronización electoral de un socio y la defenestración política del coaligado.
El PSC-PSOE está mostrando una gran prudencia a la hora de analizar los resultados y establecer las estrategias de futuro. Por razones internas, seguramente, pero también por ese punto de responsabilidad que se asienta en las organizaciones políticas cuando dejan de ser la sempiterna oposición para pasar a ejercer tareas de Gobierno.
Las pocas voces extemporáneas proceden del ámbito del rencor y el navajeo interno y carecen de peso organizativo. Son el pasado, aunque alguna decisión equivocada de ultima hora les haya devuelto un protagonismo indebido. Tiempo habrá para normalizar esa situación, objetivo imprescindible si se pretende revitalizar el papel institucional del PSOE, principalmente en Santander.
El PRC, por su parte, está actuando, igualmente, con una responsabilidad exquisita. Tiene también sus forofos, aquellos que piensan que un buen resultado, excelente diría yo, da derecho de pernada a todos los niveles. Algunas voces disonantes, sobre todo en el ámbito municipal, han sido acalladas por la dirección regionalista sin titubeo alguno.
Están en juego muchas cosas como para dejar que demonios familiares o ambiciones desmedidas hagan fracasar el invento. Es más. Los experimentos municipales fuera del pacto de la pasada legislatura le han pasado factura al PRC.
El caso más claro está en Castro Urdiales, pero no es el único. El PRC ya ha dicho, por boca de su líder y gran triunfador en las elecciones del 27-M, Miguel Ángel Revilla, que, o se reedita el pacto con el PSOE o se va a la oposición. Puede ser un órdago o tal vez no. Espero que no sea necesario comprobarlo.
Si se me permite el modesto consejo, resultaría conveniente, y mucho más efectivo, determinar lo más rápidamente posible los porqués de la derrota en el PSOE, tomar nota, pasar página y no enzarzarse en inanes especulaciones sobre las consecuencias de la perdida de poder institucional y en construir diseños alambicados de futuro.