En el discurso de investidura como presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán hizo una serie de promesas de las que, nueve meses después, apenas si ha cumplido agluna. Destaca entre ellas la remodelación de la Administración, con el recorte de delegados provinciales para ahorrar gastos. Hasta el momento no sólo no se ha producido este recorte, sino que, al contrario, ha aumentado el número de altos cargos en empresas públcas de la Junta, mientras se les recorta el sueldo a los funcionarios. Y no parece que se vaya a producir pronto porque son mucos los dirigentes socialistas que pueden quedarse en el paro si se confirman las encuestas y pierden las elecciones municipales en las ocho capitales andaluzas. Mientras esto ocurre, el jefe de la oposición, Javier Arenas, continúa anunciado a bombo y platillo (la última vez a Jesús Quintero en Canal Sur) que dejará en la mitad el actual número de altos cargos. Esperemos que no ocurra lo mismo que con Griñán, y que Arenas, si por fin consigue gobernar en 2012 en Andalucía, cumpla sus promesas.