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Por las nuestras, sus voces

Por las nuestras, sus voces

lunes 10 de enero de 2011, 15:46h

El escenario patético comenzó a disiparse cuando Alfonso Marquina empezó a hablar

Somos mayoría con Hugo Chávez Frías!" fue la consigna entonada por los diputados oficialistas al entrar al hemiciclo de la Asamblea Nacional el pasado 5 de enero. 98 sobre 67 es mayoría, ciertamente. Pero los venezolanos sabemos que esa mayoría se debe a manejos nada benditos del CNE, pues nadie que haya ido a la escuela primaria puede explicar cómo el 48% de los votos eligió al 60% de los diputados. La mejor excusa que han encontrado hasta ahora es comparar el nuevo sistema electoral con los colegios electorales de Estados Unidos. Para eso sí sirve el "imperio".

El acto de instalación pareció una parodia de Radio Rochela. No voy a extenderme sobre el tema. Nada que yo describa aquí superará el espec- táculo. Una vez más fuimos testigos de cómo la realidad supera la ficción y la supera con creces. Si usted todavía duda de dónde salió el realismo mágico, o si quiere ver cómo se mezcla la cursilería con el dogmatismo, remítase a los videos.

Pero más allá de la pena propia, aunque no fue sorpresa, me resultó al extremo chocante que el tema central del discurso de los gobierneros siga siendo de confrontación, con las mismas consignas trilladas, obsoletas y anacrónicas, ahora "blindadas" por la ley "antitalanquera". Nada de soluciones, nada de propuestas, nada de proyectos. Sólo adhesión, sumisión e incondicionalidad hacia Hugo Chávez.

Y mientras, el país petrolero más importante de América Latina tiene la inflación más alta de Suramérica y una de las más altas del mundo. Sus habitantes vivimos en la constante zozobra de que nos asesinen para quitarnos un celular, un par de zapatos o simplemente porque le dio la gana al asesino. En nuestros hospitales a veces ni se consigue algodón y nuestras ciudades (¡oh, sorpresa, señor Presidente!) parecen parques acuáticos por la cantidad y el tamaño de los huecos. Y a pesar de los ingresos mil millonarios que hemos tenido, el déficit de viviendas -por la incapacidad de construirlas- es el mayor desde hace decenas de años, y encima nos damos el lujo de financiar a otros países.

Este escenario patético empezó a disiparse cuando Alfonso Marquina comenzó a hablar: "tenemos 67 diputados valientes", pensé. Y evoqué a Neruda: "Donde no tiene voz un hombre allí, mi voz". Allí en la Asamblea Nacional, por las nuestras, sus voces.

 

 

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