El orgullo vs. la humildad
martes 25 de enero de 2011, 19:17h
El orgullo debe ser una manifestación que cause admiración en los demás cuando sea un caso ejemplar, digno de imitar en la colectividad, el colegio, la universidad, y en la vida cotidiana, como ejemplo de una buena obra, como ejemplo de una buena labor, como un acto de heroísmo, un acto de humanidad, un acto de piedad.
Debemos ser humildes, y una gran cosa, cuando más se estudia, cuando más se compenetra uno con la humanidad, sé es más sencillo, sé es más real, conocemos a las demás personas, porque nos conocemos más nosotros mismos y por lo tanto somos más humildes. Que bella es la humildad, con ella conquistamos corazones, amigos, hermanos. Con humildad vemos a DIOS, con orgullo solo lo que nos rodea, porque estamos obnubilados, y no tenemos más ojos, y sentidos para lo nuestro y nada más. El orgullo nos impide ver la realidad de la vida, que nada es eterno, que todo tiene su fin, y que nosotros somos aves de paso, y que el paso o huella que dejamos depende de nuestras buenas obras, por ellas nos recordarán. A veces no queremos ver la realidad, porque el orgullo nos tapa los ojos con lentes de cuero, y entonces pensamos o actuamos como el cuento de la zorra y las uvas, que revela una enseñanza muy filosófica, y me voy a tomar unas líneas para recordar a mis queridos lectores: La zorra es un animal astuto, y una vez viendo una uvas muy apetecibles en una viñedo, buscó la forma de llegar hasta el racimo y se las ingenió en tal forma que solo le quedaba dar un pequeño salto y tomarla, pero los cálculos del salto como que no eran los adecuados, y la zorra saltó y saltó hasta el punto que el cansancio la venció. Estando en el suelo, pensó muy tranquilamente ¿para que me voy a sacrificar por esas uvas, cuando la verdad están verdes? y se marchó. Quizás el orgullo, quizás la astucia, o quizás quién sabe, nos revela muchas veces que no llevamos la vida como debe ser.
Sería bueno decirle a los orgullosos, a las vanidosas, que todos tenemos el mismo origen espiritual, material y humano, y como tal, tenemos la misma piel aunque de diferente color, la misma armadura, los mismos órganos, nacemos y morimos en el planeta y después de esto es la misma envoltura interna la que tenemos como armazón, y si eso no dice nada, tampoco te dice tus acciones, ni tus actos. El orgullo no trae nada bueno, más bien la repulsión, la indiferencia, la falta de amigos, y la soledad, y dentro de esa soledad la desesperación, y si acaso enfermedades del alma por la forma de vida llevada. Ya que la persona orgullosa lleva una vida llena de oropeles y fantasías en las cuales su sueño tiende a ser realidad, y esa realidad con el tiempo es una enfermedad.
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