www.diariocritico.com

MODAS INFAMESTener o no tener

lunes 05 de septiembre de 2011, 09:55h
Desde que William Shakespeare pusiera en boca de   su “Hamlet” aquello de To be or not to be, That’s the question, la vida ha dado muchas vueltas. Tantas, tantas, que hoy si el genio de la dramaturgia británica y universal   viviese en estos tiempos, alguna historia habría montado para desnudar a la sociedad de uno de sus mayores vicios: la avaricia y la indolencia, el haber hecho del tener o no tener, en lugar del ser o no ser,   la clave de la  coherencia y, en cierto modo, de la felicidad. Cierto es que a nadie le amarga un dulce, que no hay por qué renunciar a las comodidades, a la tecnología, a todas aquellas ayudas instrumentales que nos hacen la vida más fácil y placentera. Medios que, correctamente utilizados, facilitan el fin que se busca, es decir, hacernos la vida más llevadera, descargándonos de trabajos que, en otro tiempo, para nuestros abuelos, suponían horas y horas de dura dedicación. Es a esos otros,   que hoy son legión, a quienes han hecho de su vida una competición por   alcanzar la felicidad por medio de acumular y acumular, a quienes invitamos a que hagan un breve descanso para plantearse la cuestión: ¿El A6 proporciona más felicidad que el A4? ¿Los 40 m2 adicionales de la nueva vivienda a costa de los 150.000 € y los 10 años de duro trabajo  hacen realmente más feliz a  cualquiera y a su familia?     Perder el tiempo Hace unos años, en la Gran Manzana de  Nueva York, la capital del mundo, pasamos a una pequeña tienda de comestibles para tomar algo de fuerzas y seguir pateando Brooklyn después de cruzar el puente del mismo nombre. No había nadie en la tienda y mi esposa quiso desprenderse de monedas que, sin darse cuenta, uno va acumulando. El comerciante, antes de transcurridos diez segundos, quiso acelerar la operación   al decirle: -         “Señora, más rápido, por favor… ¡estamos en Manhattan…!”   No estamos muy lejos de la actitud descrita en el comerciante norteamericano cuando cualquiera de nosotros, civilizados urbanitas, nos acercamos a la tienda de la plaza del pueblo, que es la que suele permanecer abierta hasta más tarde, a pedir la barra de pan que olvidamos . Con uno o dos   clientes delante,  esa es una empresa imposible  de concluir en menos de media hora en cualquier pueblo de nuestra geografía. ¿Acaso es que la gente del pueblo no valora su tiempo? ¿Quizás los capitalinos estamos demasiado estresados con ese afán constante de ganar tiempo?     Probablemente la base de la felicidad radique -con unas cuantas cosas más- en mantener una sólida base de cariño y comunicación en el ámbito familiar y de amistades. Las buenas noticias (me caso, me voy a dar la vuelta al mundo, cambio de trabajo…) son mejores aún si las comunicamos. Por el contrario, las malas noticias (muerte de un familiar, paro, enfermedades…) son siempre más fáciles de afrontar con la ayuda de los más próximos. Y todo eso es independiente de tener o no tener.  La felicidad, por último, está muy ligada a     una cierta actitud positiva ante la vida, no solo en tiempos de bonanza sino también cuando nos vienen mal dadas porque -y con esto termino- no hay nada eterno en lo que a estados psicológicos se refiere…
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios