Rubalcaba se enfrenta a un duro conflicto policial
- El sindicato SUP anuncia que no acudirá a los actos del Día de la Policía
jueves 06 de septiembre de 2007, 11:44h
Pérez Rubalcaba se enfrenta a un durísimo conflicto policial que va a tener su punto de inflexión el próximo 2 de octubre, día de los Santos Ángeles Custodios, patronos del Cuerpo. El SUP, sindicato mayoritario, ya le ha dicho que no acudirá a los actos y prepara un comunicado que supondrá, de hecho, una ‘declaración de guerra’ total.
La Comisión Ejecutiva Nacional del Sindicato Unificado de Policía (SUP) ha aprobado no acudir a los actos del Día de la Policía, que se celebrarán el próximo 2 de octubre. Esta decisión es consecuencia de la declaración de conflicto colectivo que este sindicato mantiene con el Ministerio del Interior desde el pasado mes de mayo, pero supone, de hecho, el punto de partida para una serie de movilizaciones y otras medidas de presión contra la política seguida desde el Ministerio que dirige Alfredo Pérez Rubalcaba.
Según fuentes sindicales, el SUP prepara un manifiesto -cuyas líneas maestras han sido debatidas y aprobadas-, que se difundirá próximamente y que justifica la medida del SUP de boicotear la asistencia a los actos conmemorativos. Pero la base del manifiesto, que ha sido discutida ampliamente en los órganos de dirección del sindicato, es suficientemente explícita contra una política que, en opinión del SUP, mantiene antiguos privilegios y diferencias y que utiliza el sistema de libre designación como “forma de potenciar el amiguismo en los nombramientos de responsables policiales”, lo que “nos convierten en una Policía muy politizada”.
Las líneas maestras del manifiesto que prepara el SUP inciden que no se ha reducido la diferencia salarial con policías autonómicas y locales, promesa ‘estrella’ en el programa electoral socialista, y que incluso la diferencia es patente hasta con respecto a la Guardia Civil, “cuyos miembros disponen de más de 40.000 viviendas gratis, algo que para un policía nacional supone el 50 % de su salario”.
En una larga lista de reivindicaciones, el SUP denuncia que los policías no disponen de suficientes y elementales medios materiales, tales como vehículos adaptados a la función policial, armas actualizadas o uniformes adecuados, ni de elementos básicos de protección como guantes anticorte, chalecos antibala o antitráuma, ni mucho menos, claro, de medios técnicos avanzados para desactivar explosivos y realizar seguimientos o grabaciones.
Según una nota oficial remitida a las redacciones, el SUP señala que “trabajamos en un limbo legal y con una gran inseguridad jurídica. No existen protocolos de actuación necesarios que protejan nuestra actuación, el régimen disciplinario es inflexible e injusto y se entromete en la vida particular del funcionario, y el Código Penal nos aplica la expulsión ante la mínima condena de inhabilitación”.
En esa larga lista de reivindicaciones, a la que el ministro Pérez Rubalcaba ha hecho oídos sordos, según el SUP, se incluye el que no se haya resuelto la situación de segunda actividad, que obliga a dejar la profesión a una edad temprana y con una importante pérdida de retribuciones. O a que no se haya negociado la jornada laboral: los policías siguen en un sistema de turnos sin tiempo de descanso suficiente o en jornadas partidas, vulnerando las disposiciones del Plan Concilia establecido para el resto de la función pública.
Pero el golpe más brutal contra la política seguida en Interior por el Gobierno socialista es la denuncia de que “la utilización del sistema de libre designación como forma de potenciar el amiguismo en los nombramientos de responsables policiales, nos convierten en una Policía muy politizada, que cada día se aleja más de la Policía que queremos para España: profesional, bien formada, garante de la seguridad de los ciudadanos y escrupulosamente respetuosa con los derechos y las libertades”.
La no asistencia de la cúpula del SUP, sindicato mayoritario en el Cuerpo, a los actos del Día de la Policía puede parecer anecdótica, pero en realidad supone le pistoletazo de salida de una serie de medidas de presión que pueden llevar a los policías a la calle.