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Visiones dispares de la Economía

¿A quién creer, a Zapatero o a Solbes?

¿A quién creer, a Zapatero o a Solbes?

jueves 06 de septiembre de 2007, 13:25h
En los últimos días el debate sobre el verdadero estado de la Economía española ha inundado las páginas de los diarios económicos. Las declaraciones del Gobierno no han hecho sino incentivar las conjeturas sobre el verdadero calado de los últimos datos conocidos.
Parece, y así lo presentan los medios de comunicación, que el debate se queda en un combate entre el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el vicepresidente y  ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes. Cada uno ha dado una versión distinta: mientras Solbes habla de la 'maldad' de las "incertidumbres" de la Economía, Zapatero asegura que ésta es "a prueba de bombas".

Si hubiera que calibrar los conocimientos económicos de cada uno de los 'púgiles', la balanza se decanta claramente por el ministro. Sin embargo, para saber quién puede estar más cerca de la realidad hay que tener en cuenta muchos factores.

El primero, conocer a Solbes. Es un economista antes que un político, y dice las cosas como se las contaría a sus colegas. Es decir, teniendo poco cuidado de la interpretación que de ellas harán los periodistas. Así, lo que dijo no es nada de otro mundo: hay incertidumbres -eso lo sabe todo el mundo-, y eso es malo para la Economía -también está claro-. Pero esta declaración, viniendo de quién viene, tampoco debería ser una alarma. Solbes, desde su permanente cátedra, explicaba cosas obvias que no suponen que prevea la llegada de una profunda crisis.

En resumen, que son palabras dichas en un contexto que se convierten en gran noticia al sacarlas del mismo (como ocurre tantas veces).

Las declaraciones de Zapatero, en cambio, tienen una naturaleza muy distinta. Él sí que es un político antes que cualquier otra cosa, y sabe medir sus palabras. También sabe cuándo decirlas, por ejemplo para acallar el revuelo que levantaron las de Solbes.

Entonces, ¿a quién creemos? A los dos, o, mejor dicho, a ninguno. Más que nada porque es difícil preveer que ésta vaya a ser una crisis. Puede llegar a serlo, ya se sabe que el modelo de crecimiento español, cimentado en el comportamiento de la construcción, se está agotando.

Pero el resto de augurios (la Bolsa, las hipotecas, el empleo...) no tienen por qué tener un significado más allá que la situación coyuntural. Personalmente, apostaría a que en tres meses estaremos hablando de otras cosas, como de nuevos intentos de compra entre empresas, por ejemplo de Iberia. Pero esa es otra apuesta más. Habrá que esperar para ver qué deparan los próximos meses.
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