Pavarotti

Hubo un tiempo en el que la ópera reinó sobre los escenarios de la música en Europa; sus máximos exponentes alcanzaron la categoría de “divo” y gozaron del mismo tipo de adoración que el que se profesa a las estrellas “pop” de nuestros días.
 
Los cantantes líricos contemporáneos no eran objeto de devoción popular y se movían en círculos cada vez más exclusivos –excluyentes, inclusive- que hacían pensar que el género daba sus últimos estertores.
 
Entonces, controversia de por medio, algunos de ellos comenzaron a coquetear con la canción popular y ocurrió el milagro: la gente comenzó a interesarse por lo que éstos hacían en su “tiempo libre”: la ópera. Puristas de ambos campos criticaron acremente, a veces con razón, la agresividad del entronque, pero en su favor habría que decir que ciertos prejuicios de orden musical se derrumbaron para siempre. Lo demás es cuestión de gustos y, como en todo, de elección.
 
Quizás el mayor responsable de esta historia, o por lo menos el que la llevó a extremos que parecían impensables siquiera, fue Luciano Pavarotti, el reciente mente fallecido tenor italiano. Junto a él, un puñado de cantantes de formación operática volvieron a probar de las mieles y los sinsabores de la exposición masiva.
 
Por las crónicas que se fueron publicando desde su ascenso al techo del canto lírico, el “rey del Do de pecho”, como se lo conocía en el ambiente, era un tipo bonachón, en consonancia con su gruesa figura y su risueño semblante, lo que, a diferencia de sus colegas, le proporcionó el carisma del que ellos, más cultos, carecían. Y Pavarotti supo usarlo tanto en términos comerciales como humanitarios.
 
Sobre los primeros comentaba que “la palabra comercial es exactamente lo que queremos” cuando junto a Plácido Domingo y José Carreras se asociaron para hacerse de unos buenos dólares bajo el nombre de “Los tres tenores”.
 
Más simpático fue el proyecto “Pavarotti y sus amigos” para recaudar fondos destinados al alivio del sufrimiento de los niños víctimas de las guerras. “Yo mismo fui un niño víctima de la guerra”, declaró a tiempo de inaugurar la serie de festivales anuales en los que compartía escenario con grandes de diversos géneros como Eric Clapton, Liza Minelli, Elton John, Zucchero y muchos otros.
 
Adiós.