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Bienaventurados los pobres...

Bienaventurados los pobres...

miércoles 17 de octubre de 2007, 19:44h
TITO B. DIAGONAL

Sí, bienaventurados los pobres porque de ellos será el Reino de los Cielos, patria divina a la que no llegan las fluctuaciones ascendentes y descendentes del índice NASDAQ. Porque, amadísimos, globalizados, megaletileonorisofiados y empobrecidos niños y niñas que me leéis, por obra y gracia de la beatería progresista y bienpensante, la jornada de hoy, 17 de octubre de 2007, es el Día Mundial de la Erradicación de la Pobreza. O sea, un ataque taimado a las santas verdades de Nuestra Santa Madre la Iglesia.

¿Qué se pretende con la erradicación de la pobreza? ¿Que toda la población mundial haga tres comidas diarias? Pues no. Ese es el pretexto para atacar a la religión. Aparte de una seria amenaza contra el orden establecido. Porque, para que haya ricos, naturalmente que tiene que haber pobres. Son indisociables los unos de los otros. Y esto sucede en pleno siglo XXI, cuando hemos llegado al Capitalismo Transnacional con Rostro Humano. Porque se trata de que, al menos los pobres vayan tirando a base de microcréditos, hipotecas a interés variable y toda la parafernalia bancaria. Es una pura cuestión económica. Los excedentes hay que rentabilizarlos para que generen plusvalías. Faltaría más.

De acuerdo, pequeñines/as míos/as, no conviene que millones de personas perezcan de hambre y que haya niños desnutridos y aquejados de enfermedades mil por la mala calidad sanitaria del agua. O sea, que los pobres –aquí me acaba de salir una vena socialdemócrata que no se la salta ni Pepe Bono—lo sean menos: raciones alimenticias de 2.000 calorías diarias a todo tirar, unas chabolas decentes, tipo solución habitacional, escolarización hasta los 14 años y luego, pues a producir. Supervivencia, sí... Por supuesto. Pero lujos, como que no. Rotundamente no. Y no sólo por motivos económicos y sanitarios. Por ejemplo, intentad someter a una dieta de foie, caviar, angulas y champagne millesimé a –un suponer—unos meninos da rúa, a unos chicos de las favelas de Río de Janeiro y, en pocos meses, tendréis unos niños obesos, con el colesterol y los triglicéridos por las nubes y con carencias vitamínicas. Esto por un lado.

Por el otro, nos encontraríamos con una gravísima subversión del orden religioso mundial. Sí como os lo cuento. Porque, ¿cuál es el principal mandamiento no sólo del Cristianismo, sino del Judaísmo, del Islamismo y del Budismo? Ya os lo digo yo: el amor al prój9imo, la compasión, la caridad, el atender a los pobres. ¿Y cómo se podrían practicar los principales mandamientos de las principales religiones del mundo si se erradica la pobreza? De ninguna forma, amadísimos/as de mi paterno corazón. O sea que de ahí al agnosticismo y al ateísmo hay un paso.

No podemos permitir que el buenismo a lo ZetaPé, ese activismo oenegero, socave no ya los cimientos del Orden Económico Mundial, sino que, perversamente, mine los pilares del Orden Religioso Universal impidiendo que se practique la caridad cristiana, la judaica, la musulmana, la budista, etc... Aparte de que mamá y sus cien mejores amigas lo tendrían fatal tres tardes a la semana, que es cuando se dedican al ropero para pobres globalizados que les permite no sólo pasárselo fenomenal, sino ir acumulando cuantiosos dividendos celestiales para cuando tengan que dejar este valle de lágrimas. Porque las buenas acciones de este mundo, cotizan al alza en la Bolsa del Cielo. Como debe ser.

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