¿AHORA SE QUEDA BRITISH EN IBERIA?
Bueno, algo tiene este Off The Record que contar, aunque crea lo contrario el vecino del On The Record, siempre cautelosamente escondido bajo eso de “Criti.com” y dando una mancha negra en vez de dar la cara. Así, cualquiera… Ya comprendo, ya, que no le interese el cómo, cuándo y por qué de lo sucedido en Tenerife en torno a Rodrigo Rato. Ay, la montañita y el grano de arena… Cabe suponer que no verá lo de Iberia como un granito de arena. Esto sí que es importante para Madrid y no sólo en términos de modernidad, economía y empleo, pero desde luego mucho en todos ellos.
Los movimientos sobre Iberia empiezan a tomar perfiles definidos, que favorecen la entrada de Gala Capital, a través de un acuerdo que finalmente permitiera quedarse dentro a Caja Madrid, British Airways y El Corte Inglés. El antagonismo respecto a British se diluye, ante la complementariedad de mercados, si ya no se trata de que British “mande” en Iberia, sino sólo que esté dentro, lo que parece que ya se acepta en los cuarteles generales de la aerolínea británica. Iberia es fuerte en Europa, por lo que se superpone sin ventajas con Lufthansa, mientras que British es fuerte en América y Lejano Oriente, lo que produce evidentes sinergias industriales.
El proceso de toma de posiciones sin verse automáticamente forzados a una OPA sobre totalidad limita algunos movimientos. Así que el horizonte marca a) una opción española b) con alianza industrial cara a los mercados globales y c) con fuerte peso financiero de Caja Madrid, por obvio interés sobre un sector, el del transporte aéreo, de tanto peso relativo en la economía de la Comunidad de Madrid.
UNA AMBICIÓN ESTRATÉGICA
Atención por ello al tema aeroportuario, que empieza a coger temperatura en la Comunidad de Madrid. Con la T4, cada vez menos criticada y más admirada, Madrid tiene ahora mismo, por instalaciones, operatividad, dimensión y ubicación, el que puede ser, con desarrollos previstos y que pueden ser rápidos, el mejor aeropuerto de Europa. Pero la Comunidad de Madrid va a tener más aeropuertos. Hay una gran ambición estratégica, económica, industrial y empresarial en los proyectos de Madrid en torno al transporte aéreo.
Miguel Blesa no desea probablemente tomar control de gestión, sino sólo financiero, sobre Iberia, por falta de estructura sólida para acometer esa tarea en la entidad financiera. Para los aficionados a la estrategia, “lo de Iberia” se parece cada vez menos, en realidad ya nada, a una partida de ajedrez financiero, y cada vez más a un ambicioso y complejo juego de “Go”. Esto se aclara, pero también se anima y aún puede haber alguna sorpresa y algunos sobresaltos. En “lo de Iberia” no es sólo Iberia lo que está en juego.
Y FINALMENTE SOLBES DIJO “SÍ”
Lo dijo sin rodeos, por directo. Antes, a su llegada al Casino, ya lo había confesado, a su peculiar manera, a algún nervioso amigo: “Parece que no hay más remedio…”. Pero en el coloquio del Foro ABC-Deloitte no se fue por las ramas cuando Zarzalejos le preguntó, en nombre propio y de bastantes hojitas llegadas a sus manos, si aceptaría efectivamente seguir al timón de la economía como vicepresidente de un gobierno que volviera a formar Rodríguez Zapatero tras las elecciones generales de marzo: “Sí”, fue la escueta respuesta.
Y un suspiro de alivio se extendió por los abarrotados salones del Casino de Madrid. Incluso asumió que irá en las listas electorales del PSOE si así lo desea el líder del partido y candidato.
MÁS VALE LO BUENO CONOCIDO
El amanuense de este Off The Record no pudo evitar una pregunta sorprendida ante el visible alivio, casi fervor, con que un importante empresario de derechas de toda la vida, incuestionable votante del PP, recibió la noticia. El empresario se encogió de hombros para decir: “En economía, los experimentos con gaseosa, sobre todo cuando tenemos el horizonte de atravesar varios años difíciles”.
Y tendió la hoja de impresora que reproducía el artículo matinal de un muy bien informado periodista, en el que se aseguraba que Juan Costa sería el ministro del ramo si Rajoy gana las elecciones. Si ese periodista lo escribe, es que la fuente ofrece plenas seguridades, sin la menor duda.
“Solbes será más o menos socialista –añade el mismo empresario–, pero es sólido, sereno, fiable y ya le conocemos, nunca hará cosas raras ni dudosas, nunca dará negocio a los amigos a pesar de su intenso sentido de la amistad”. Y otros empresarios, también más de derechas que de izquierdas, asienten. La preferencia es transparente.
CON PODERES REFORZADOS
No naturalmente el prudente Solbes, pero sí una fuente seria de Ferraz asegura que Rodríguez Zapatero le ha prometido que, en el gobierno que se forme después de las elecciones, los ministros le consultarán las decisiones de gasto, por muy buenas que parezcan las ideas. Añade que Solbes puso un pequeño matiz: “¿Antes de lanzarlas a la calle?”. Y que recibió seguridades en ese sentido.
A pesar de algunas jugadas por libre del hiperactivo ministro de Trabajo, Solbes se lleva bien con Jesús Caldera, a quien considera. Otros “ministros del gasto” es probable que merezcan menos consideración a un hombre que gusta de evaluar sin prisas y cuidadosamente las ideas y los proyectos. Un empresario muy afín a Ferraz pone a Bernat Soria como ejemplo límite del político indisciplinado y que piensa que todo el Presupuesto es orégano.
UNA IGLESIA NO ALINEADA PERO TAMPOCO NEUTRAL
Nunca volverá a ser algo abierto, ni mucho menos un conflicto, como en tiempos felizmente superados, pero la Iglesia Católica no es neutral en el proceso político español, pese a los denodados esfuerzos de la vicepresidenta Fernández de la Vega, ya casi una visitante habitual del Vaticano, por atraerse a los obispos.
Cada vez es más fuerte, en la Iglesia española, el sector que gira en torno al cardenal Cañizares, vicepresidente de la Conferencia Episcopal y el prelado español más amigo y próximo al Papa Ratzinger. La vicepresidenta no escatima puentes y señala nada menos que “la igualdad, la justicia, la dignidad y la paz” como valores compartidos y buscados por la Iglesia y el Estado. Pero al otro lado de la mesa no se lo acaban de creer y dicen aquello de “obras son amores, y no buenas razones”.