Ahora, ¿quién le pone el bozal al perro?
miércoles 05 de diciembre de 2007, 20:22h
Ahora que por fin llegan los primeros síntomas de que la tan ansiada unidad en la lucha contra el terrorismo es posible, los artífices de la división y el enfrentamiento, a cuenta de las maneras de afrontar la solución a la violencia en el País Vasco, se encuentran con un problema añadido: la actuación incontrolada de los que se creyeron sus mensajes de que los buenos eran unos y los malos, muy malos, los contrarios. Durante demasiados meses, unos y otros, populares y socialistas, en compañía de sus corifeos y/o tertulianos, echaron a sus más fanáticos holligans como perros de presa contra los demás, enseñando los dientes y llamando fascista al contrario.
Los Rajoy y demás, pensando en la que se le viene encima en las elecciones, arrojaron a muchos al infierno por intentar buscar de una puta vez una solución al tiro en la nuca de los etarras y animaron a muchos exaltados a buscar en el odio la solución a sus resquemores, incluido el presidente de la AVT, Francisco Alcaraz, que se cree con derecho a tildar a los demás de indeseables sólo porque no le consideren una reinona del victimismo. Los Zapatero y demás, creyendo que ETA caería debido a sus encantos, arrojaron a las tinieblas a los que desconfiaron de sus contactos etarras, y se comportaron con los demás como si fueran primos hermanos de Alcaraz. ¿Quién parará los pies a los que consideran fascistas a los que están en contra del diálogo y un error la política de Zapatero en esta materia? ¿Y quién le pondrá el bozal al que llama maricón a todo el que esté en su contra?.
Después de tanto reivindicar la unidad contra el terrorismo, ahora que llega, parece que ahoga a sus obligados practicantes. Es difícil creer que PP y PSOE han llegado a esta conclusión por convicciones propias y da la sensación que el brutal atentado contra dos agentes de la Guardia Civil les ha hecho reaccionar, sobre todo por la proximidad de los comicios de marzo.
¿Por qué se extrañan de que acudan tan pocos a la concentración unitaria de la Puerta de Alcalá? No será que ni ellos mismos, los impulsores, se lo creían.
Unos se meten con Zapatero por no acudir, pero quizá haya que felicitarle por no estar porque, de lo contrario, se podrían haber producido incidentes similares a los sucedidos cuando Bono participó en una ‘mani’ de la AVT. Otros se creen en el derecho a llamar “maricón” a Zerolo, dirigente socialista y que reconoce que es gay y con derecho a protestar contra el asesinato de un benemérito. Y ahora, ¿quién le pone el bozal al perro ladrador? Nunca está garantizado que sea poco mordedor.