www.diariocritico.com

Sarkozy, un ejemplo a imitar

martes 15 de enero de 2008, 10:56h

Dentro de unos años los historiadores podrán demostrar si Europa ha vivido desde finales del siglo XX a los primeros años del siglo XXI una etapa gris, y si la misma ha sido superada con la aparición en escena de un personaje como Sarkozy.

Sarkozy ha llegado a ser presidente de la República Francesa por defender unas ideas políticas y, por lo tanto, siempre que se hable de él hay que tener en cuenta sus planteamientos, pero me gustaría hacer una reflexión respecto a su papel de liderazgo en Francia y en Europa obviando sus posturas políticas, que estoy seguro que son como mínimo discutibles y que podrían desviar el fondo de mi reflexión.

Llevo siguiendo la figura de Sarkozy incluso antes de ser ministro del Interior y tengo que reconocer que me ha parecido una persona humanamente fiable.

Si algo ha caracterizado a Sarkozy ha sido el no tener miedo a afrontar situaciones peligrosas, incluso cuando éstas han venido envueltas en cajas muy atractivas (ejemplo, el Ministerio del Interior y el tema de las protestas en los alrededores de las grandes ciudades).

Sarkozy a lo largo de su carrera política ha demostrado siempre ser un ciudadano más, con todo lo que eso implica y representa.

La elegancia con la que trató durante la campaña electoral su situación familiar, creo que es interesante de tener siempre presente y que, además, se debe repartir el mérito entre su ex mujer y él. Una vez elegido presidente, ha realizado una separación que, al contrario de lo que podría ocurrir y ha ocurrido en otras ocasiones, ha demostrado que cuando un matrimonio se rompe no es necesario que el ex marido y la ex mujer se saquen en público los ojos. Continuando con su vida privada, ha sido capaz de hacer algo que considero muy meritorio, pues, sin ocultar su nuevo noviazgo, ha dejado bien claro que lo que ocurra entre su novia y él es absolutamente privado y que cuando se tenga que conocer alguna decisión, los ciudadanos serán debidamente informados, pero que desde luego no va a permitir que la situación política le haga tomar decisiones referentes a su vida privada. En una palabra, es presidente de la República, pero también es una persona y, por lo tanto, quiere demostrar que quiere compatibilizar ambas situaciones.

Pero aún siendo importantes sus reacciones como persona, son más importantes sus planteamientos como presidente de la República. Que se atreva a decir que la gestión de los ministros va a ser auditada y evaluada, de acuerdo con unos objetivos previamente marcados por alguien que no es quien les nombra, es algo novedoso y, desde luego, muy arriesgado.

Ser capaz de mantener el desafío de los funcionarios huelguistas, hasta el punto de que la sociedad francesa le apoye en su decisión de no aceptar el chantaje y eliminar de una vez por todas determinadas prebendas de los funcionarios, es algo que sería muy importante que cualquier político con responsabilidad fuera también capaz de hacer. Esforzarse en conseguir que en el mínimo tiempo las promesas electorales que hizo en distintas áreas (económica, social, militar…) se cumplan, es lo que normalmente se debería hacer, pero que los ciudadanos estamos demasiado acostumbrados a que, como dijo un célebre político español, los programas electorales están para incumplirlos.

Estoy seguro que los detractores de Sarkozy, que los hay, tendrán también muchos motivos para criticarle como persona y como jefe de Estado, pero ya veremos con el paso del tiempo quien tiene razón.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios