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La Gran Logia tiene la palabra

La Gran Logia tiene la palabra

lunes 28 de abril de 2008, 18:08h
La Masonería chilena es una institución respetable que contribuyó al nacimiento de la República, pero hoy enfrenta momentos delicados por la crisis de una universidad que también contribuyó a crear y que lleva precisamente el simbólico nombre de La República.

La onda expansiva de la crisis en la Universidad La República (ULARE), que trascendió hace ocho meses y se prolonga hasta hoy, envolvió en los últimos días a siete connotados masones expulsados de la Gran Logia de Chile. Entre ellos, el rector de la Universidad, Luis Troncoso y el vicerrector de Administración y Finanzas, Alessandro Avagliano.

Aunque la Gran Logia se esforzó en desvincularse de la Universidad, creada hace 20 años como una fuente “de inspiración masónica”, lo cierto es que los siete expulsados eran autoridades de esa casa de estudios y tendrán que dejar sus cargos.

Un precedente insólito que tuvieron estas sanciones fue la expulsión de la Masonería del anterior rector de la ULARE, Jorge Carvajal, ex Gran Maestro de la Gran Logia alejado de la Rectoría en octubre pasado, cuando dejó de ser masón tal como ocurre ahora con las actuales autoridades expulsadas.

En una comunicación que remitió a Diario Crítico, el profesor Carvajal negó que su expulsión fuera una consecuencia de la crisis financiera y académica que estalló en la Universidad durante su gestión como rector:

“Mi salida de la Masonería no fue por crisis de la Universidad, sino por una decisión arbitraria de quien dirige la Gran Logia”, aseguró Carvajal.

“No renuncié por presión ni huelga de los alumnos, pues nunca renuncié, acepté la decisión de la Junta Directiva de poner término a mi contrato por haber perdido la condición de masón activo. Hasta que salí de la Universidad, las remuneraciones estaban al día”, agregó en su réplica a un artículo anterior de Diario Crítico (“La crisis de la Universidad Masónica”, 10/03/2008).

Sin embargo, Carvajal fue sancionado como consecuencia de la crisis, por decisión del Gran Maestro de la Masonería Juan José Oyarzún. ¿Fue una decisión arbitraria o el Gran Maestro actuó dentro de sus atribuciones? ¿Cuáles fueron sus motivos? El propio Oyarzún, en declaraciones al semanario El Periodista, entregó parte de la respuesta, al señalar que para un masón es inaceptable “faltar a la palabra empeñada o cometer algún acto privado o público que constituya un desprestigio para la Orden o un daño para terceros”.

Esto es precisamente lo que ocurrió con el ex rector y ex Gran Maestro. Fue bajo su gestión que la Universidad entró en cesación de pagos, retuvo a partir de julio de 2007 las remuneraciones de profesores y funcionarios y acumuló deudas con bancos, instituciones previsionales y el Servicio de Impuestos Internos que sobrepasan los 7.000 millones de pesos. El conflicto estalló el 5 de septiembre, cuando era Rector, con una huelga de estudiantes. Prosiguió en octubre, con el nombramiento de un nuevo rector, y se acentuó en diciembre, cuando los profesores paralizaron las clases y exámenes, para reclamar sus sueldos y honorarios impagos hasta ahora desde hace seis meses.

En entrevistas con la televisión y otros medios, el profesor Carvajal ha insistido en que no cometió ningún delito. El mismo argumento pueden entregar las autoridades universitarias expulsadas ahora de la Masonería y es un argumento legítimo, porque la sanción inapelable que enfrentan sólo tiene un alcance moral y no judicial.

Pero ése es el tema.

Si la Universidad La República fue creada en 1988 por un grupo de masones, si sus autoridades pertenecen a esa Orden y si sus principios valóricos tienen inspiración masónica, ¿puede la Gran Logia seguir desvinculándose del conflicto financiero y académico que amenaza con derrumbar este proyecto educacional? ¿Es posible que la Masonería olvide que en su programa de trabajo este año 2008 es “el año de la Ética y la Educación?

Distinta fue la actitud de grandes figuras de la Masonería en los albores republicanos, como Bernardo O’Higgins y José de San Martín, miembros de la Logia Lautarina, de origen inglés, que se jugaron la vida por la independencia de Chile. O el Presidente Manuel Blanco Encalada, que fundó en 1927 la primera logia chilena.

Antes de que se creara la Gran Logia de Chile en 1862, otros masones ilustres contribuyeron al desarrollo político y cultural de la naciente República, como José Victorino Lastarria, Francisco Bilbao y Santiago Arcos. A ellos se agregarían más tarde nombres ilustres de presidentes como Salvador Allende, líderes políticos, intelectuales y académicos que hoy observarían con asombro la crisis de la universidad masónica.

La Gran Logia tiene la palabra...

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Enrique Fernández
Periodista
Profesor universitario
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