Concurso de faltonas

Hasta hace poco iba en cabeza María José Sáenz de Buruaga, desplazada en los últimos meses por Isabel Urrutia que, a su vez, ha sido superada con creces por María Antonia Cortabitarte. Esta diputada tiene por costumbre encararse con el presidente del Gobierno, Miguel Ángel Revilla, utilizando desde la tribuna un lenguaje tabernario e insolente que algún día el presidente del Parlamento, árbitro de la contienda política en la cámara, debería de cortar por lo sano.

Este lunes Cortabitarte, no contenta con retar por enésima vez al jefe del Ejecutivo, obviando que éste tenía turno de respuesta a petición de su jefe de filas, el ausente, ayer presente, Ignacio Diego, intentó meter cuchara en asuntos internos del PSOE. No contenta con lo que tienen en casa, Cortabitarte, que en esto sigue a pie juntillas el camino marcado por Diego, lanzó algunos pellizcos de monja contra el consejero de Economía, Ángel Agudo. Y no por su actividad como miembro del Gobierno sino por su pasado y presente partidista.

Pero no es el PP, precisamente, quien está en mejores condiciones de denunciar la paja en ojo ajeno. Sus enfrentamientos internos, la desunión de sus líderes, sus crisis de ideas amenazan con fraccionar el principal partido de la oposición. Está en todos los medios de comunicación, incluidos los que hasta ahora les daban su rendido apoyo. Cortabitarse se apoyó, precisamente, en informaciones de esos medios, antes amigos y ahora hostiles a Rajoy, aunque entregados en Cantabria, para intentar descalificar a Agudo. Lo hizo tomando como base declaraciones de un sector minoritario del socialismo cántabro que anda reclamándose de la pata del Cid ante su evidente nulidad para presentar otros méritos que no sea el de los trienios.

 La falta de respeto del PP por el pasado político de sus rivales, en este caso del ex comunista y hoy socialista Agudo, dice mucho de la intolerancia y el sectarismo de un partido que, sin embargo, alberga en su seno desde antifranquistas con pedigrí democrático a ex ultra izquierdistas como los ex ministros Josep Piqué o Pilar del Castillo, pasando por los que lo fueron todo con la dictadura del general Franco, como Manuel Fraga.