Entidades sociales que trabajan en la Cañada Real denunciaron que la supresión de las paradas cercanas al poblado de varias líneas Conde de Casal-Rivas "ha dejado atrapadas" a muchas personas en el asentamiento.
Los habitantes de la Cañada Real que no dispongan de coche se encuentran desde hace algunos días "atrapadas" en el asentamiento... Al menos, cuando su destino sea la localidad de Rivas-Vaciamadrid. El problema, dicen las entidades sociales que trabajan allí, es que la mayoría acuden casi a diario a la localidad ripense para ir al médico, hacer la compra o darse un baño en la piscina en verano.

El Consorcio de Transportes de Madrid decidió suprimir las paradas del Bar Venta, Los Gallineros y el desvío de Valdemingómez de seis líneas interurbanas debido a la imseguridad de trabajadores y viajeros, ya que en ellas viajaban muchos 'yonquis' en busca de su dosis diaria, según indicaron fuentes del Consorcio. Para suplir esta carencia, se ha creado otra línea, la 339, que recorre el trayecto desde Conde de Casal hasta el desvío de Valdemingómez, incluyendo las paradas suprimidas en las otras líneas.
La iniciativa fue calificada de "barbaridad" por Agustín Rodríguez, párroco de la iglesia de Santo Domingo de la Calzada, ubicada en plena Cañada Real. "Ahora, si un vecino tiene que ir al médico o al supermercado a Rivas, tiene que ir a Conde de Casal para luego cogerse otro de los autobuses que antes paraban cerca de aquí. Es un despropósito", denunció.
Por su parte, Paloma Jover, miembro de la Asociación El Fanal, que desarrolla también varios proyectos sociales en el asentamiento, alertó de que los niños y jóvenes "están condenados a quedarse en la Cañada durante todo el verano, ya que ahora les resultará mucho más difícil ir a Rivas, que es su núcleo urbano de referencia. Lo único que han conseguido es aumentar la exclusión de estos menores", concluyó.
Tanto Rodríguez como Jover indicaron que se han dirigido al Consorcio para pedir "una solución" que facilite los desplazamientos de los vecinos, ya que ahora, "si no tienen coche, salir de la Cañada se convierte en una odisea".