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El giro colombiano

El giro colombiano

martes 22 de julio de 2008, 17:57h

Lo sucedido el domingo 20 de julio en Colombia va más allá de la emotividad expresada en las multitudinarias marchas que se desarrollaron en la mayor parte de las ciudades del país y del mundo en nombre de la paz y de la admiración por una tecnología que permitió, entre otras cosas, dialogar simultáneamente en París y en Bogotá a sus alcaldes sobre los rehenes de las FARC, el rechazo al secuestro y de nuevo la afirmación por la paz.

Llama la atención, en primer lugar, la movilización de ciudadanos de todas las edades, género y situación en nombre de la paz. ¿Lo hubieran hecho en los 16 años que duró el Frente Nacional por dar un ejemplo o en los períodos presidenciales de Gaviria o Samper en la década de los noventa por dar otro? ¿Habrían sido posibles inclusive en el primer cuatrienio de Uribe Vélez entre 2002 y 2006? Porque no se trata solamente de que la gente elija mayoritariamente la paz, sino de que salga de su individualismo y lo proclame clara y distintamente.

Para las FARC y todos los que se identifican con ellos, por cierto más fuera de Colombia que dentro, fue la confirmación de su derrota. Con su recurso "a todos los medios de lucha" en nombre de una teleología de cumplimiento necesariamente incierto, perdieron el capital político que tuvieron en un momento ya demasiado lejano para los colombianos. ¿Qué credibilidad pueden ahora tener en los medios europeos donde muchos de sus intelectuales todavía se entretienen con la búsqueda del "buen salvaje"?

En este sentido, la manifestación que culminó en la plaza del Trocadero en París fue el revés de una tendencia que desde la época de las luchas anticoloniales en los años cincuenta del siglo pasado, sacralizaba, sin beneficio de inventario, a los supuestos representantes de las nuevas revoluciones y a todos los demás como portavoces del imperio y de la reacción.

En tercer lugar, es importante señalar la posición de artistas, algunos de ellos verdaderas celebridades como Shakira, Vives, Juanes, que se han identificado no solo con la paz sino también con su cultura, su país, sus tradiciones. El canto a capella del Himno Nacional por Shakira en Leticia unió de golpe mundos al parecer irreconciliables. La manifestación por la paz fue también una fiesta y en el imaginario de las generaciones jóvenes, la defensa de la vida quedó asociada con lo lúdico.

Imperceptiblemente, sobre todo si se tiene en cuenta el primer período de la Seguridad Democrática y las escenas bélicas de Angostura, el Gobierno de Uribe se ha ido colocando en el sitio de la paz y de la negociación, mientras las FARC se han ido hundiendo en la soledad y en el silencio. "No se puede vivir con tanto veneno" "… no se puede morir con tanto veneno"/ "no se puede dedicar el alma a acumular intentos"/"pesa más la rabia que el cemento", dedicaba en pleno escenario Carlos Vives a Shakira, en clara invectiva a los responsables del secuestro y de las desapariciones. "No se puede vivir con tanto veneno", repetían jóvenes y no tan jóvenes en París, Londres, Caracas, Nueva Cork, Bogotá, Medellín, Cali, Panamá…

E-mail: alandazu@hoy.com.ec

 

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