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La exposición ha sido organizada por el Centro de Arte Reina Sofía

El Palacio de Cristal invita a crear nuevos "Espacios para habitar"

jueves 08 de febrero de 2007, 21:02h
El Palacio de Cristal, en pleno parque del Retiro, muestra cuatro grandes esculturas, en la exposición "más poética" que ha organizado el Centro de Arte Reina Sofía, según su directora Ana Martínez de Aguilar.
"Espacios para habitar", que permanecerá hasta el 9 de mayo, es el nombre elegido para esta muestra, pensada para "alojar el alma", según expresó Martínez de Aguilar al inaugurarla este jueves, y con la que el museo da un paso más en su empeño de mostrar al público fondos de su colección permanente, lo que ya hizo con "La visión oscura". En esta ocasión, el museo ha seleccionado y montado cuatro grandes creaciones de Per Barclay, Cristina Iglesias, Mario Merz y Susana Solano, que permiten apreciar las interrelaciones y analogías que existen entre escultura y arquitectura.

La arquitectura, como ámbito esencialmente humano, es motor de inspiración psicológica para la escultura, y la muestra aborda el concepto arquitectónico de "hábitat" desde una visión escultórica que expresa mundos introspectivos y poéticas arquitectónicas singulares. "Igloo del palacio de las Alhajas" (1982) de Merz, "Impluvium" (1987) de Susana Solano, "Habitación de acero inoxidable" (1997) de Cristina Iglesias y "Senza Título" (2001) de Per Barclay forman un conjunto que invita a la reflexión entre el interior y el exterior, en un diálogo con el medio.

Así, el igloo de cristales de Merz (1925-2003) es también dos igloos en el conjunto del parque, y es un pequeño igloo transparente y arropado por algo mayor, el palacio, como una taza de cristal dentro de otra, como un espacio en el interior de otro espacio, algo que ocurre con las cuatro esculturas. "Situar estas cuatro obras juntas en un nuevo marco para que aparezcan nuevas combinaciones aleatorias o extrañas, y permitir otras aproximaciones", es la parte más novedosa de esta exposición, explicó Javier Blas, jefe del Departamento de Colecciones del Reina Sofía, al presentarla a los medios.

Tanto Blas, que actuó de comisario, como Martínez de Aguilar, la directora, hicieron hincapié en el "esfuerzo compartido" por los distintos departamentos del MNCARS, para este proyecto que coordinó Lorena Delgado, del servicio de Conservacion de Escultura, y de cuya restauración y montaje se encargó Juan A.Sanchez, del Departamento de Restauración.

El catálogo editado incluye un estudio, "Arquitecturas inútiles", de la conservadora jefe de Escultura de este museo nacional, Carmen Fernández Aparicio, y un texto de presentación del arquitecto islandés Juhan Pallasmaa. "El acto profundo de habitar une la protección y el bienestar corporales con la mediación y el acomodo mentales", señala en su introducción Pallasma, en una reflexión que Martínez de Aguilar leyó este jueves, para destacar el sentido de la muestra.

Las cuatro esculturas abarcan temporalmente desde 1982 (Merz) a 2001 (Barclay) y nacen de planteamientos del 'minimal', el arte 'povera' o el arte conceptual, pero las idearon artistas distintos aunque unidos por "una sensibilidad común y una clara voluntad de ser, de búsqueda introspectiva", dijo el comisario. El vínculo entre las obras, explicó, son los "espacios para habitar", formas que delimitan vacíos, núcleos interiores, inaccesibles en apariencia, aunque "todas reclaman ser habitadas, pues en ese acceso a su interior reside su razón de ser".

La única escultura que deja entrar físicamente es la menos transparente, la de Cristina Iglesias, realizada en 1997, cuyo interior vegetal (de brezo con alteraciones) contrasta con la textura del acero inoxidable de su exterior. Las otras tres piezas no admiten una presencia física interna, pero la transparencia de sus límites (abundan los cristales) o incluso la inexistencia de esos límites, posibilitan el acceso y la mirada en una relación de continuidad interior-exterior.

La obra de Barclay contiene la luz, la de Merz el fuego, la de Solano el agua, agua de lluvia que cayó sobre el palacio en la inauguración, y la de Iglesias es la metáfora del Edén.
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