Cuando todos creíamos que solo los nacionalistas catalanes y baleares eran los que, en época de crisis económica, se dedicaban a poner dificultades a las empresas a causa del idioma, resulta que ahora vienen los gallegos y en enfangan en lo mismo.
Los nacionalistas son reduccionistas porque, en el fondo su mundo es tan pequeño como su perspectiva y no tienen más discurso que el del victimismo ni más proyecto que el aldeanismo.
En un mundo global en el que todo el mundo estudia inglés y si además habla castellano es el rey del mambo, vienen catalanes, baleares y ahora gallegos y exigen a la aerolínea alemana Air Berlin que se dirijan a sus pasajeros en catalán o gallego bajo amenaza de un expediente sancionador.
El Director de esta aerolínea para España y Portugal, Alvaro Míddelman, ha dicho que el que no quiera volar con Air Berlin que no vuele, pero que su compañía se ha gastado 800.000 euros en cursos de castellano para sus empleados y que no les resulta rentable invertir en otros idiomas minoritarios.
Los políticos nacionalistas en vez de trabajar para ayudar a que vivan mejor y tengan mas ventajas todos sus ciudadanos, se dedicar a perseguir a algunos de ellos porque solo gobiernan para los que consideran propios. A los demás les ponen dificultades para que los niños estudien en castellano, multan a los comercios que rotulan en una lengua oficial y ahuyentan a las compañías aéreas que les llevan turistas o que transportan a sus ciudadanos a otras ciudades.
El día que descubran que están empobreciendo económica y culturalmente a quienes dicen defender se caerán del burro ¿o tal vez no?
En el fondo saben que su negocio consiste en hacerse necesarios en la diferencia artificial.