Muy inesperada ha sido la intervención del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la sesión de control parlamentario en el Congreso de este miércoles.
Segundos después del duelo con la portavoz del PP, Cuca Gamarra, que repitió los mismos argumentos y ataques de Alberto Núñez Feijóo la tarde del martes en el Senado, le tocaba el turno a Bildu.
La portavoz de este grupo vasco, Mertxe Aizpurua, ni siquiera le dirigió un ataque al presidente del Gobierno, sino que su pregunta más bien fue un repaso a la actividad legislativa en materia social y laboral, pidiendo que no claudique ante la derecha en el avance de derechos. Sin mención alguna al asunto de las listas, como era de esperar, simplemente hizo una alusión a que su partido sólo piensa "en el futuro".
Sánchez sorprende
Fue entonces cuando Sánchez sorprendió a todos al explicar que, antes de responderle, iba a hacer "una reflexión" que veía "importante" para que constase "en acta". "Ustedes se han equivocado en la elaboración de las listas municipales. Puede ser legal, pero no decente. Y se tiene que pedir un mensaje más rotundo", le espetó a la parlamentaria abertzale.
"Señoría, antes de responder a su pregunta, quiero hacer una reflexión que hice ya públicamente pero que me parece que es importante que conste hoy, aquí, en acta", había comenzado diciendo en su intervención.
Era, en realidad, una intervención más que preparada por él y sus asesores para mejorar la imagen del PSOE ante las asusaciones que están predominando durante esta campaña electoral del 28 de mayo, donde hay elecciones autonómicas y municipales. Y es que PP y Vox están cargando las tintas por las listas de Bildu con algunos ex etarras en ellas.
Sánchez afeó públicamente a Bildu la elaboración de sus listas con presencia de etarras en las mismas, sin entrar en materia sobre los 7 ex presos de la banda terrorista con delitos de sangre en su historial, e incluso sin mencionar que fueran miembros de ETA. Dijo que a "esas personas", en referencia a los ex terroristas, había que pedirles que
Aizpurua y su compañera de bancada y del Grupo Parlamentario Euskal Herria Bildu, Isabel Pozueta, permanecieron tranquilas, intentando no gesticular ni enviar símbolos de desaprobación por el, parece, inesperado para todos rapapolvo. Y es que Sánchez, al salirse del guión esperado, dejó a muchos descolocados.
El PP, sorprendido y superado
La bancada de la derecha, mientras que Sánchez sorprendía con esta bronca a Bildu por sus listas electorales ahora rectificadas, lanzó tímidos gestos de crítica y reproches, pero no llamaron demasiado la atención.
Después, el PP tuvo que cambiar el guión y en plena pregunta parlamentaria sobre impuestos a la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, el diputado 'popular' Carlos Rojas aprovechó su turno para afear la "indignidad" del apoyo de Bildu al Gobierno y que le sostenga en la presente legislatura. Ademas, reprochó que no se le pidieran explicaciones a Aizpurua sobre este asunto. Calviño no entró al trapo y se limitó a hablar de cifras y resultados económicos, puesto que era el asunto original por el que se le preguntaba.
Rojas sí continuó con el tema, afeándola a Calviño que no respondiera sobre la "indignidad" que suponía "los pactos con Bildu".
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