Zacarach: Los medios y la policía se desbordan

Enviados especiales de todos los medios, en primer lugar de la televisión y las radios, transmisiones en directo, interrupciones cada tantos minutos. ¿Todo, por qué?

Si alguien hubiera llegado este jueves a Chile habría pensado que estaba por aterrizar en el país un dignatario extranjero, quizás el propio Papa, un artista o un mandatario del país más importante de la tierra. Pero no. El jueves 23 fue traído de regreso a Chile un delincuente de marca mayor. Un violador de menores, productor de pornografía infantil y creador de una red pornográfica, Paidós.

¿Era necesario tanto y tan aplastante despliegue informativo?

El regreso de Rafael Maureira Trujillo, alias Zacarach, extraditado desde Brasil de donde fue expulsado tras dos años de cárcel y que ha vuelto a Chile para cumplir una condena de 20 años de prisión, revistió caracteres inéditos.

En un avión especial de la Fuerza Aérea aterrizó primero en Antofagasta, de lo cual los chilenos se enteraron por las transmisiones en directo de las radios y la televisión. Siguió viaje a Santiago y tras aterrizar en el aeropuerto, el delincuente fue transportado en un helicóptero policial a un cuartel de la Policía de Investigaciones, en avenida Independencia.

A esa hora se cerraron al tránsito algunas calles del centro de Santiago para facilitar el transporte de Zacarach, vestido con chaleco antibalas y rodeado de guardias, al Palacio de los Tribunales. Lo llevaron después al 4° Juzgado del Crimen y, por último, a la Cárcel de Alta Seguridad.

¿A quién le conviene este gigantesco despliegue medial y por qué se ha hecho?

Un discrepante animador radial preguntó –sin respuesta hasta ahora- si al reconocido pederasta no se le pudo traer desde Brasil de noche y directamente desde el aeropuerto a la Cárcel donde cumplirá su condena. A ese lugar podrían haberse trasladado los policías, el secretario del Juzgado y todos quienes requirieran entrevistarse con el chileno extraditado. Hubiera sido más lógico y más barato.