Este domingo votan los andaluces. Están invitados a participar en un referéndum sobre la reforma del Estatuto regional -de la realidad nacional andaluza- que, con todas las probabilidades, competirá con el catalán a la hora de ver quién se queda por debajo en participación. De hecho, son muchas las comparaciones que es posible hacer entre los estatutos catalán y andaluz, aunque haya una diferencia enorme entre ambos: el primero mantuvo 'a cara de perro' a los dos grandes partidos del parlamento, e incluso los mantiene hoy ante el tribunal Constitucional, 'tercera cámara' de representación popular, según parece. En cambio, en el Estatuto andaluz se hizo la luz del consenso, y Chaves y Arenas han ido paralelos aunque no del brazo en la defensa de un texto que fue preciso 'imponer' a algunos dirigentes del PP, que no aceptaban lo que finalmente sucedió: que se aceptara en Andalucía lo inaceptable para Cataluña.
De manera que quienes han recurrido al TC por causa del Estatuto catalán verán que se repite exactamente en los mismos términos en el Estatuto andaluz, y nadie ha querido presentar la mejor queja ni protesta. Parece que hay hasta cuarenta artículos plagiados, en un caos recurridos y en el otro aplaudidos y apoyados por el principal partido de la oposición y por el Defensor del Pueblo, que en estos recursos han ido a la par Chaves y Arenas, a lo largo de estos últimas meses, han preferido otros escenarios para legarse y resaltar sus discrepancias, por ejemplo, las playas de Algeciras, donde se volcó el chapapote. Peor no en materia estatutaria.
Total, que hoy se vota lo que algunos analistas han observado como una campaña sin lema ni atractivo alguno, y con una previsión de participación por debajo del 50 por 100. O sea, con un entusiasmo que brilla por su ausencia, y que impulsará a pocos andaluces a la participación. Los partidos han hecho un último esfuerzo, en la última semana de la gris campaña por sumar el voto joven en la consulta del Estatuto. Pero ni aún así se logra eliminar el miedo a la abstención, que marca el final de la campaña del Estatuto, por más que Manuel Chaves haya afirmado, curándose antes de recibir la herida, que el sí es el que legitima el texto y restando importancia, de este modo, a la participación que se obtenga.
El mismo Chaves que ha señalado que el 'su' Estatuto más que de ningún otro, y que el PP se ha limitado a cambiar de sitio las comas. Pero, en fin: este domingo, Andalucía acaba su viaje estatutario, y más de seis millones de andaluces están llamados a ratificar la reforma del Estatuto. Un estatuto como el catalán, pero sin recursos, con consenso y sin apenas otra pelea que la que se suscitó en 'los maitines' del PP, cuando alguno señaló que se aprobaba en Andalucía lo que se había negado a Cataluña en los tonos más dramáticos.