Ya se sabe que cuando la historia se repite, lo hace como un esperpento valleinclanesco. Y tal acontece con el Real Madrid, que como en los 'mejores' tiempos de Florentino Pérez -tan empeñado ahora en mover sus amplísimas redes de poder mediático para echar de la presidencia al 'intruso' Ramón Calderón y poner a Villalonga o Aznar, puro esperpento y olé-, ha vuelto a ser galáctiamente ridículo. Bochornosamente eliminado por un Segunda B, el glorioso Real Unión, como en 2001 lo fue por otro de idéntica categoría, el Toledo, aunque entonces con el atenuante de que era a un sólo partido y en el campo del equipo teróricamente más débil.
Pero, sin entrar por ahora en las sucias maniobras del expresidente, se insiste en el esperpento. Calificativo que se puede aplicar perfectamente al perdido, confundido, áspero y dudoso alineador, Bernd Schuster, que tras el petardazo de ayer confesó "no tener ni idea" de por qué su equipo encaja tantos goles. Entonces, ¿quién lo sabe, el utillero? Desde luego, salvo Raúl, quien a pesar de su comportamiento de divo en el vestuario -como en la Selección, lo que le costó junto a otros pecados similares que Luis dejara de llamarle-, es un superprofesional en el césped y se deja los bemoles en defensa de la camiseta y el club, la mayoría del resto de compañeros distan mucho de su actitud, de su amor a los colores, de su compromiso consigo mismo y con la afición.
Acittud falta, sí, pero también aptitud. Sobre todo en la mediocridas de los últimos fichajes del errante y desaparecido Mijatovic: Drenthe, Heinze, Marcelo, Metzelder, Gago, Dudeck etc. Ninguno de los cuales es superior a los chavalines de la cantera que aún siguen ahí o a otros que se le escaparon y son figuras en sus equipos, como Mata en el Valencia, Granero en el Getafe o Negredo en el Almería -por cierto algunos de los cuales va a estar en la lista de Del Bosque para el amistoso de España frente a Chile. El Madrid necesita a auténticas estrellas que mejoren a las que tiene en su plantilla, pero éstas, cual Cristiano Ronaldo, Villa y Cazorla. Pero, a diferencia de otros tiempos, ya no quieren sentir el famoso -e incierto actualmente- orgullo de vestir la camisola blanca, no quieren ser galácticos.
En definitiva que no sólo el equipo está en una auténtica y galáctica crisis, sino también, lo que es más grave, el antiguo club señorial. Y la exigente afición, que como en los últimos tiempos de Florentino va de bochorno en bochorno, no aguanta más. Incluso añora al fundador del mejor equipo del mundo, segúnla FIFA, aunque ahora tal definición pueda parecer otro esperpento. Añora a Don Santiago Bernabéu, sus regañinas y broncas 'santiaguescas' y quizás su garrote. Y, atentos a la pantalla, que todo apunta a que lo va a seguir añorando, si no 'per omnia saecula saeculorum', sí por varios meses. Los ridículos, bochornos, fiascos y oprobios de dimensiones galácticas van a continuar siendo protagonistas. Hasta el punto de que cualquier seguidor atlético les diría aquello de "bienvenindos al club de los sufridores". Con la diferencia que los rojiblancos se lo toman con otra filosofía, ya están acostumbrados, como presume su himno, único en el mundo en tal sentido: "qué manera de palmar", y olé. ¿Habrá que cambiar el del Madrid y poner éste?
Si (
No(
